Hace 8 meses del último post que escribí en este blog, ocho meses…
Ocho meses son muchos meses, pensaba que había pasado menos tiempo, o será que el tiempo en este extraño y caótico año pasa de otra manera, como por inercia, sumergidos en esta nueva normalidad, en esta aséptica burbuja ajena de sentidos, una burbuja que lo amortigua todo incluso el paso del tiempo convirtiéndonos en una especie de “zombies” que van de casa al trabajo y del trabajo a casa, una casa que se ha convertido en refugio donde sólo apetece seguir aislado de la realidad, a ver si así, duele menos.
Quedan sólo 7 días para que este 2020 se vaya a formar parte de la historia negra de la humanidad, y a mí, como a muchos, este 2020 le ha pegado vuelta y media a mi vida, en tantos y diferentes aspectos que aún hoy me cuesta encontrar el camino que dejé en marzo…
Para muestra este blog, que literalmente se quedó en pausa en abril con este último post sobre “Gestión emocional y personalidad” con mi querida amiga Raquel Reguero y, desde entonces, nada más excepto dar señales de vida en mis redes sociales casi por costumbre, a veces, por necesidad de expresar algo (eso es casi inevitable en mi) pero tanto como para sentarme varias horas delante de un ordenador como antes, ufff, no podía… demasiado estrés, demasiado ordenador ya en el trabajo, demasiados altibajos emocionales, demasiada perdida de inspiración o peor, de motivación…
Todos hemos tenido la mente tan embotada en miedos, ansiedades y problemas que nos hemos dejado llevar por el agujero negro de las redes sociales, de pasar fotos y más fotos con el dedo, más y más de lo mismo, pero sin profundizar, como buscando esa “anestesia” de la realidad, esa rendición, a veces, tan necesaria porque el cuerpo y la mente ya no dan para mas.
¡PERSEVERA, TU PUEDES!
Solía pensar así, “Persevera” era mi mantra, mi motivación, mi convicción, mi fe… pero después de casi 8 años de blog he comprendido que no todo se basa en el esfuerzo y en echarle horas a un proyecto, existen más variables que juegan a favor o en contra de los sueños y los sueños, sueños son…
Echo la vista atrás y soy consciente de la cantidad de horas y horas que hay detrás de cada post, soy capaz de recordar en qué momento y por qué lo escribí y lo que más me fascina es ver la pasión que ponía detrás de cada frase, la energía… incluso, a veces, me sorprendo de leer cosas tan buenas que no sé ni cómo fui capaz de escribirlas, pero es que no hay nada como creer en uno mismo para sacar lo mejor que llevamos dentro. Eso no cambia y casi diría que es el verdadero mantra que deberíamos repetirnos cada mañana.
RENDIRSE PARA PODER AVANZAR
Nos han enseñado que hay que pelear cada mañana, salir a comernos el mundo, ser fuertes, capaces, mejores… pero hay batallas de las que cuesta recuperarse, de las que dejan el puzle de tu vida desperdigado y toca volver a recomponerlo, quizá incluso hemos perdido alguna pieza por el camino y hemos tenido que fabricar alguna similar que no es tan perfecta, pero más o menos encaja y sujeta al resto, o hay veces que toca rendirse, si, rendirse, dejarse llevar por la corriente, para que se lleve los restos del naufragio, para que limpie las heridas, para que nos lleve a otro lugar nuevo donde poder levantarnos cada mañana y poder avanzar…
SERES DE LUZ
A veces la caída ha sido tan grande que no hay fuerzas para recomponer nada, y te quedas con ese hueco, ese vacío, esa ventana abierta por donde se escapa la corriente, la energía, las ganas… pero, afortunadamente, existen esos seres de luz que llegan a tu vida para no sólo tenderte la mano, sino para darte una de sus piezas y completar ese vacío o, simplemente, para darte las herramientas y volver a construir un muro de contención, para decirte las palabras exactas, para quizá no decir nada pero decirlo todo, para hacerte reir y que eso sea más que suficiente, para rescatarte del naufragio, incluso para rendirse contigo y avanzar juntos donde sea que nos lleve la corriente… y es que,a veces, solo necesitamos un poco de luz para volver a encontrar nuestro camino.
EL VALOR DE LAS PEQUEÑAS COSAS
Y así, avanzamos de nuevo, con otra mirada que pone el valor en cosas que antes nuestros ojos no percibían porque, si se mira con mimo, la magia vive junto a nosotros y yo creo que este año, mas que nunca, hemos sabido apreciar el valor de las pequeñas cosas, de los pequeños gestos, de un trocito de tiempo, de los abrazos perdidos, de respirar en un bosque solitario… Y así, sin darnos cuenta, conectamos de nuevo con todo lo que de verdad importa, con esa parte emocional que es realmente nuestro motor, lo que nos saca de rincón y nos permite brillar de nuevo.
Quizá ya nunca sea como antes, porque ¿sabes una cosa? Ya nunca serás la misma persona que antes, no después de haber crecido tanto en tu interior, no después de haberte demostrado a tí mismo que eres capaz de mucho mas de lo que creías, no después de sentir que necesitabas mucho menos para sonreír, no después de volver a salir al balcón y apreciar unas gotas de lluvia en tu mano…
Bienvenido a tu nuevo ser… es hora de REILUSIONARSE.
¡¡Feliz Navidad, mis satélites, se os quiere!
¡¡Feliz Navidad, mis satélites, se os quiere!
No te pierdas nada!! Suscríbete a la newsletter!!
Escribir comentario