Con el “coronavirus”, el confinamiento en nuestras casas y el cierre de las aulas llegó lo que todos nos esperábamos o incluso temíamos: la escuela en casa. Nos pilló con un trimestre a punto de acabar y ahora con uno que acaba de empezar y, entonces, ha sido cuando hemos puesto a prueba a nuestro sistema educativo desvelando todas sus “aristas” y todos sus “huecos” como ese puzzle a medio acabar que nadie tiene ganas de terminar y siempre se deja para cuando haya tiempo… bien, ahora tenemos tiempo, pero nos faltan piezas. ¡Bienvenidos a la educación en el confinamiento!
La “brecha digital” es más bien una “brecha social” que denota claramente las desigualdades de nuestra sociedad y también de nuestra Educación, donde no sólo se hace patente la falta de recursos digitales en algunos hogares, sino que además, coexiste con la falta de recursos económicos que derivan en problemas personales y laborales aderezados con los psicológicos por la ansiedad que genera el confinamiento y rematados con el estrés de tener que poner a prueba el nivel académico de los padres que tienen que hacer de profesores en casa porque, a veces, depende mucho de cada escuela o de cada profesor el tipo y calidad de recursos y materiales académicos que se pueden recibir y las posibilidades de poder enviar las tareas realizadas para su evaluación a tiempo “no vaya a ser que los niños se queden rezagados o suspendan” y es que, aun en casa confinados, seguimos con el horario y la presión al cuello… realmente, ¿es necesario? ¿es posible educar en casa así? ¿cómo se va a evaluar este trimestre y el curso en general?
Para resolver estas dudas y otras tantas más que estoy segura nos rondan a todos por la cabeza, hoy cuento con la inestimable ayuda de mi querido Profe Fran (Fran Nogales), mi experto favorito en temas educativos que, como ya sabéis, ha sido destacado como 2º mejor docente de España 2019, en los Premios Educa Abanca y doy fe de que se merece semejante galardón porque, una vez mas e incluso en esta dura prueba de la educación en el confinamiento, vuelve a demostrar su gran vocación como maestro y cada día se desvive por ofrecer distintos retos e ideas educativas en sus redes sociales para todos los alumnos que quieran acercarse a su rincón… porque, como siempre he dicho, “Fran siempre está” y hoy también está aquí para todos nosotros.
Es posible que algunos recuerden un grafiti que decía: “Mi escuela es mi segunda casa, pero mi casa es la primera escuela”. Hoy eso es una realidad. La casa es el parque, mi casa es la calle donde jugar, y mi casa es la escuela.
Como padre y como docente reconozco que no es sencillo hacer frente a la educación en nuestros hogares. En mi casa teletrabajamos los dos, tenemos dos hijos, y un único ordenador.
Como maestro, ¿qué puedo hacer?
Lo primero que debemos pensar es en ofrecer una alternativa a cada familia, y dar una respuesta individualizada. El motivo es sencillo teniendo en cuenta estas razones:
- Si propongo dar clases a horas fijas, como si estuviésemos en clase, muchos niños se harían invisibles literalmente, bien porque no tienen ordenador, o porque lo usan sus padres para el teletrabajo.
- Si ofrezco todas las actividades en soporte digital, mediante aplicaciones, ¿qué ofrezco a los alumnos que no disponen de Internet con buena conexión?
- Si no avanzamos en contenidos y nos dedicamos a repasar, ¿qué motivación reciben los alumnos que ya lo sabían? Y si avanzamos ¿cómo ayudo a los padres para hacer sencillo el aprendizaje nuevo?
Exacto, se haga lo que se haga existe el riesgo de no acertar. La realidad de cada familia es diferente, y el café para todos es arriesgado.
Desde este punto muchos docentes hemos optado por el camino del medio, que consiste en dar recursos digitales y no digitales, en ofrecer actividades académicas como ejercicios (del libro, que es un recurso que no debemos rechazar, ni tener como único elemento) y en ofrecer también retos, dinámicas, juegos que tengan implícito un aprendizaje. Así, por ejemplo, mis alumnos han trabajado la entrevista, y han realizado entrevistas en Plaza Radio (medio de comunicación de la Comunidad Valenciana). Han realizado proyectos y experimentos que han salido publicados en la televisión de ÀPunt, han creado canciones de rap que han cantado en radio, y han escrito un libro que queremos publicar antes de que acabe el curso.
¿Dónde está la clave? En dar libertad a los padres y a los alumnos para que ellos decidan qué hacer. Si alguien dispone de tiempo y medios, y quiere hacerlo todo, adelante, si alguien sólo puede hacer una parte, no hay problema. Debemos ser flexibles sin dejar a nadie en el camino. Por suerte todos disponen de smartphone, y sólo con eso podemos hacer maravillas si les enseñamos cómo.
Pero hay otras cuestiones que preocupan a las familias, como es el tema de la evaluación.
Afortunadamente, algunos incluso contamos con el maravilloso apoyo de esos “hermanos mayores” que también se han convertido en “profes”
¿Cómo se va a evaluar?
¿Aprobado general? ¿Servirá de algo lo que hacen en casa? Vayamos poco a poco, toda la vida hemos estudiado para aprobar, y este es un momento interesante de “hacer cosas para aprender”, perdamos ya el mal hábito de centrar el aprendizaje en las notas, no somos números. Hoy estamos aprendiendo a superar nuestros límites, aprendemos a pasar más tiempo con nuestros hijos, y ellos aprenden a tener paciencia, a esperar… Enseñemos a los niños a descubrir, a aprender por el placer de crear algo diferente, y no porque hay un examen a la vista.
Justo hoy, el Ministerio de Educación junto con las CCAA han acordado una evaluación continua a partir de los resultados obtenidos en los dos primeros trimestres del curso presenciales y el trabajo hecho de forma no presencial del tercer trimestre, siempre sin perjudicar al alumnado mas vulnerable, NO es un aprobado general, pero me parece adecuado porque ya no existe la presión de tener que examinar a ningún alumno en base a lo que ha podido o no ha podido trabajar desde casa, al menos, de esta forma podemos dejar de pensar que las notas lo son todo, cuando lo realmente importante es el aprendizaje y la persona.
En mi opinión, cada colegio y cada docente decidirá cómo evaluar, sobre todo, este tercer trimestre, a falta de que se den instrucciones oficiales. En el caso de mis hijos lo dudo, ya que ningún profesor nos pide el feedback de lo que hacen, y sospecho que a la vuelta no tendrán tiempo material de corregir 300 fichas por estudiante. Yo, como docente, les pido a mis alumnos que me envíen fotos de lo que hacen, vídeos, y registro sus avances. ¿Cómo lo voy a evaluar? Mi propuesta es sencilla, la media del primer y segundo trimestre será el equivalente al 70% de la nota final, y la entrega de los experimentos, retos, ejercicios, vídeos, canciones, dibujos… Será el 30% restante, pero lo realmente valorable es cómo se enfrentan día a día a este reto de superación.
En ese sentido mantengo contacto diario con mis alumnos, cada día me envían sus retos realizados, y cada día les propongo, desde diversos medios, actividades divertidas.
Fotograma de unos de los vídeos de Profe Fran enseñando un nuevo experimento en #AdoptaUnMaestro
Adopta un Maestro
¿Y si el profe de mis hijos no es de los que son “guays” y mandan retos? Te pasará como le sucede a mis hijos, que debemos ser nosotros los que damos un paso al frente, y asumimos ese papel. Algunos maestros subimos a diario actividades, muchos nos hemos unido creando el movimiento #AdoptaUnMaestro que permite ver muchas actividades diferentes buscando ese hashtag o en la Fan Page Adopta un maestro.
Por último, en base al acuerdo antes mencionado, el curso acabará en junio como estaba previsto y en verano se apoyará la realización de actividades de refuerzo voluntarias combinadas con actividades lúdicas, vamos, los clásicos (y controvertidos) deberes de vacaciones de toda la vida o las típicas escuelas de verano.
¿Y que pasará el próximo curso?
Los aprendizajes se repiten en el tiempo, el curso que viene volverán a aprender la multiplicación, la división y cosas que se dieron este año. Dejemos de centrar el aprendizaje en los contenidos, para centrarnos en las competencias. Ahora aprenden a desenvolverse, a ganar autonomía, resiliencia… Todas esas “soft skills” (habilidades sociales, habilidades de comunicación, inteligencia emocional…) que en el aula a veces se quedan en los tinteros y que, en realidad, son determinantes en el desarrollo tanto educativo como personal de cualquier ser humano.
Somos Equipo Educativo, familias, profes y alumnos. Hoy las familias han recibido un regalo, el de disponer de más tiempo para estar con sus hijos, el de poder hacer cosas juntos, con ellos. Si tu profe no te da recursos, síguenos a los profes que sí estamos dando actividades. Siempre he defendido que nuestra labor debe ir unida a la de los padres, hoy se pone a prueba ese trabajo. Creo que esta situación será una oportunidad para que muchos comprendan, de forma contrastada, que la educación del siglo XXI es un modelo donde el aprendizaje, desarrollar capacidades y competencias, y el trabajo conjunto con toda la Comunidad Educativa (incluyendo a los padres) es el futuro hacia el que debemos seguir avanzando.
Creo que no se podría terminar mejor este post que con la última frase de Profe Fran… Es así, estamos viviendo un momento duro, pero también una oportunidad para generar ese cambio tan esperado en la Educación. Hacía falta un confinamiento para, por fin, poner a prueba a nuestro sistema educativo, para ver claramente todas sus carencias, pero también todas sus posibilidades. Al igual que para el “coronavirus”, toca encontrar la “vacuna” para esta vetusta y maltrecha Educación donde cada uno quiso construirla por el tejado sin pensar en la importancia de sus cimientos, sin preguntar a los que saben, y no sólo a los docentes, sino a las familias, sin ver la realidad que habita en cada casa y que hoy es más palpable que nunca.
Hagamos equipo, busquemos soluciones, encontremos aliados y, sobre todo, demos la importancia que merece a una situación tan nueva y tan cambiante como la que estamos viviendo, siendo conscientes de nuestras limitaciones y posibilidades, pero teniendo la certeza y la tranquilidad de que la vida, en sí misma, es el mayor APRENDIZAJE.
#TodoIráBien
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