“No hay madre perfecta” así reza el lema de la nueva camiseta para madres de Tutete de la que me enamoré nada más verla en sus redes sociales y es que, a veces, una simple frase nos puede cambiar el día.
Ayer llegaba a casa pasadas las 19:30 después de un día de madrugón, de carreras para llegar al cole y al trabajo, de faena a tope en la oficina, de esperar en la cafetería a que mi hija mayor acabase su extraescolar mientras el trasto de su hermano me ponía ojitos para pedirme un helado de merienda. Después, para rematar el día, nos fuimos todos juntos a hacer la compra semanal al supermercado porque la nevera cuando la abres y tiene demasiada luz es que ya está muy vacía. Y cuando, por fin, llegué a casa totalmente derrotada, me encontré el paquete de Tutete, un paquete que no llegó a tiempo para el Día de la Madre, pero es que, a veces, las cosas tampoco son perfectas.
Mirando la camiseta me vino el recuerdo de cuando supe que iba a ser madre por primera vez y me empeñé en leerme todas las revistas y todos los libros de maternidad para ser la mejor mamá del mundo, quería hacerlo bien, quería estar preparada, quería ser… una madre perfecta.
El tiempo me ha enseñado que los libros de maternidad no saben nada de tu bebé porque siempre será único y romperá los estándares en los que se basan esas publicaciones, ni mucho menos saben de la transformación que sufre una mujer al ser madre, porque también somos únicas y cada una nos enfrentamos a esa otra faceta de ser mujer en la que nos hemos convertido, a nuestra manera, buscando esa perfección, esa vida de madre idílica que veíamos en las fotos de todos esos libros, pero no hablaban de estrías, de cicatrices, de ojeras, de vaqueros que no vuelven a entrar en un cuerpo ahora desconocido y que tenemos que aprender a aceptar, a conocer, a amar… de nuevo.
He cometido tantos errores a lo largo de mi maternidad que es imposible que sea una madre perfecta, quizás porque no existe, sólo es un término que los más osados utilizan como tabla de medir siempre al alza, en esa perfección inalcanzable que no sabe de noches sin dormir, de correr contrarreloj por las mañanas perdiendo los nervios, que no sabe de gritos y amenazas porque el cansancio pudo con tu autocontrol, que no sabe de la culpa que inunda nuestros corazones cada noche cuando pensamos que podríamos haberlo hecho infinitamente mejor, que podríamos haber sido una madre perfecta, como la de los libros que descansan en la mesilla de noche cogiendo polvo porque tampoco tenemos tiempo de aprender de nadie, solo de aprender de nosotras mismas, a base de prueba y error, a base de convicción y de repetirte a ti misma “mañana lo haré mejor” , “mañana seré mejor” … pero, simplemente seremos lo que podamos ser, y seguro que seremos buenas y perfectas para el que mira desde esos ojitos que nos piden un helado con cara de compasión.
Hoy me visto con esta camiseta, una camiseta con un corte amplio y relajado que se adapta a mí y no yo a ella, una camiseta que está hecha para sacar lo mejor de mí misma, para mirarme en el espejo y recordarme que no soy una madre perfecta, porque “NO HAY MADRE PERFECTA”, sólo mujeres únicas y capaces de hacer cosas increíbles cada día, incluso de amarse y respetarse a ellas mismas tal y como son… no es fácil, pero como decía Salvador Dalí:
“No tengas miedo a la perfección, nunca la alcanzarás”
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