Entiendo que os parezca innecesario que, a estas alturas, venga yo a explicaros lo qué es acoso escolar y lo que no. Todos sabemos o creemos saber lo que es, incluso puede que lo hayamos sufrido en nuestras propias carnes, pero, según mis últimas investigaciones, parece ser que no todo se puede catalogar como acoso escolar, propiamente dicho.
Para arrojar luz sobre este tema he recurrido a alguien que trabaja cada día en el ámbito escolar y además ha sido miembro del Observatorio de la Violencia Escolar de la Universidad Católica de Valencia, nuestro querido Fran Nogales o, como a mí me gusta llamarlo, “SuperprofeFran”. Y no me he quedado corta con el nombre porque recientemente se ha clasificado como el tercer Mejor Docente de España en Educación Primaria en los II Premios Educa Abanca 2018, son los “Goya” de la educación, casi nada, ¡enhorabuena Fran!
Acoso escolar, bullying, maltrato, relaciones tóxicas, conflictos… Los padres suelen utilizar esas palabras con mucha facilidad, y a veces su uso no es el correcto, aunque la culpa no es de ellos, que además sienten que su hijo está desprotegido o en situación de riesgo. ¿Qué es cada cosa? ¿Cómo saber si a mí hijo/a le hacen acoso escolar? ¿Qué debemos hacer y cómo actuar? Son preguntas que intentaré responder.
“El acoso escolar es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre estudiantes de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado tanto en el aula, como a través de las redes sociales, con el nombre específico de ciberacoso” esta es la definición formal, y oficial.
Debemos entender que no es algo aislado, ni puntual. Y también debemos ser conscientes de que no se refiere a algo reiterado durante una “semana” sino que debe mantenerse en el tiempo. Este aspecto es complicado, pero si no se está produciendo de forma continua no es acoso. Una semana mala la puede tener cualquiera con un amigo y no por ello los padres debemos hablar de acoso, o incluso nuestros hijos pueden tener una semana difícil con un compañero de clase, y pasados dos meses volver a tener conflictos y seguirá sin ser acoso, sino conflictos relacionales. Entonces, ¿debo esperar para saber si es acoso? No, tú no puedes “determinar” si hay acoso o no. Debes acudir al colegio, hablar con el docente y ellos iniciarán el protocolo de actuación que tengan determinado, tanto si es acoso como si no lo es.
Según la definición dada, puede darse el caso de que ese “acoso” se produzca fuera del centro escolar, utilizando las redes sociales, y se llamaría “ciberacoso” o “ciberbullying”. Volvemos de nuevo a la situación anterior, que en una red social se haga una “mofa” sobre un alumno tampoco es ciberacoso, aunque se comparta durante una semana, o llegue a medio instituto. Eso es una acción aislada, que ha tenido repercusión, y que será sancionada, pero no es ciberacoso ni ciberbullying.
Y aquí llegamos a la primera discrepancia: acoso o bullying, ¿cómo lo llamo? El nombre es el mismo, acoso y bulling se refieren a una misma conducta. Nosotros trataremos de usar el término acoso, ya que el término anglosajón es prescindible. Pero no debemos creer que una cosa es acoso y otra bulling.
A continuación, os dejo una lista de posibles comportamientos que generan duda sobre si es acoso o no es acoso, pero ojo, se trata simplemente de una lista orientativa:
- Llamarle por motes
- No hablarle
- Reírse de él cuando se equivoca
- Insultarlo
- Acusarlo de cosas que no ha dicho o no ha hecho
- Contar mentiras sobre él
- Meterse con él por su forma de ser
- Burlarse de su apariencia física
- No dejarlo jugar con el grupo
- Hacerle gestos de burla o desprecio
- Levantarle la voz o gritarle
- Criticarlo por todo lo que hace
- Imitarlo para burlarse
- Odiarlo sin razón
- Cambiar el significado de lo que dice
- Pegarle en la cabeza, darle puñetazos o patadas
- No dejarlo hablar
- Esconderle las cosas
- Ponerlo en ridículo ante los demás
- Estar obsesionado con él de forma caprichosa
- Meterse con él para hacerle llorar
- Decirle a otros que no estén con él o que no le hablen
- Meterse con él por su forma de hablar
- Meterse con él por ser diferente
- Robar sus cosas
Algunos dirán “son cosas de niños” y es cierto que a veces los niños y jóvenes tienen formas de relacionarse complicadas. Hay niños que para que los otros les hagan caso ejercen posiciones de presión, para ser aceptados recurren a posicionarse sobre el más débil. Y pueden hacerlo ejecutando alguna de las conductas de esta lista. Evidentemente, y no debería ser necesario recordarlo (pese a que a los padres a veces se les olvida) bullying no es que no te inviten a un cumpleaños, o que otro tenga un grupo de grandes amigos y tu hijo no lo tenga, y bullying no es que tu hijo se meta en una pelea aislada en el patio. Las relaciones entre niños, al igual que entre adultos, pasan por etapas de discusión, y debemos enseñar a nuestros hijos a resolver conflictos con otros niños, y enseñarles a saber jugar sin meterse con otros.
Si a mi hijo le hacen eso de la lista ¿es víctima de acoso escolar? No necesariamente, determinar un caso de acoso escolar lleva un protocolo, y si tú, como padre o madre, empleas la palabra sin la certeza necesaria y dices que “le están acosando” sin contrastar las informaciones, estás dando pasos a favor para que algo que puede ser una discusión entre niños acabe en acoso real creando un posible efecto pigmalión negativo.
Hay varios tipos de acoso escolar, como el acoso verbal, como el insulto, meterse con sus rasgos físicos, etc. El acoso físico es cuando le pegan reiteradamente, puñetazos, patadas, etc. El acoso social, que es ningunearlo o tratar de aislar al alumno. El ciberacoso, en redes sociales, y finalmente el acoso sexual.
Entonces, ¿qué hago si a mi hijo/a le hacen algo de lo que hay en esa lista? Lo primero es hablar con tu hijo, y saber desde cuándo sucede, si es algo puntual, si es algo debido a una discusión entre amigos, o si es en respuesta a algo que nuestro hijo también ha hecho (y que seguramente estará omitiendo).
Una vez hemos hablado con nuestro hijo debemos ir a hablar con el tutor/a del aula, exponerle lo sucedido, y escuchar lo que nos dice. Seguramente el docente intentará tranquilizarnos como padres, y nos contará el protocolo de actuación que establece el colegio.
Por norma general se determina un período de observación de conductas, con un registro de observación, que ayuda al profesorado a determinar la constancia en el tiempo de esas conducta abusivas. A su vez muchos centros elaboran sociogramas a nivel de aula, los cuales son una gran herramienta para analizar la forma de relacionarse del grupo, y detectar tanto líderes positivos del aula como líderes negativos (posibles acosadores) y alumnos aislados o en situaciones de riesgo.
En función de los resultados el profesorado podrá determinar si hay un caso de acoso o no, y podrá establecer una línea de acción, según la cual se puede trabajar con el grupo, y/o con los alumnos implicados. A veces se pueden desarrollar talleres de manera preventiva como actuación proactiva para favorecer un clima positivo en la clase antes de que se produzca un acoso escolar real.
¿Y a nivel de familia? ¿Qué hago? Seguramente, si hay un caso de acoso escolar, el psicólogo del centro te llamará para darte unas pautas, es importante seguirlas. Son orientaciones que ayudarán a tu hijo/a a ganar autoestima, confianza y fortalecer sus habilidades sociales. Incluso si el sociograma indica que tu hijo pueda estar en riesgo, o ser un líder negativo, seguro que se ponen en contacto contigo.
En ocasiones puede darse el caso (y ocurre) de que el alumno acosador diga que es el acosado por sus víctimas, y en los padres se produzca esa necesidad de proteger al hijo, creyendo que está en peligro, cuando en verdad es él quien genera el abuso. Los sociogramas suelen desvelar esos problemas y es importante que los padres actúen según indica el orientador o psicólogo del centro. Es un mecanismo de defensa que utiliza el alumno para justificar sus conductas abusivas, pero la mentira tiene las piernas cortas.
¿Y si mi hijo es el abusón? Como padres nuestro instinto será la negación, nuestro hijo jamás haría eso, o lo hacía por motivos justificables. La negación, previa a la ira, es uno de los pasos lógicos, pero debemos llegar a aceptar esa realidad, que siendo dolorosa debe ser comprendida por nosotros. Como adultos nuestro hijo no necesitará unos padres que le defiendan en lo indefendible, no necesita unos padres que justifiquen conductas abusivas, y no necesita unos padres que hagan de escudo humano protegiendo a quien abusa e impone al débil. El alumno que ejerce ese abuso necesita a unos padres que le hagan comprender el concepto de justicia, que le hagan entender los derechos que él tiene, y que también tiene cualquier otro alumno, y le hagan comprender que hay una línea muy definida que nunca se debe traspasar. Eso no lo entenderán si asumimos el papel de padre castigador y sancionador, si recurrimos al grito, la mano o la presión del adulto. Para ello, como en el caso anterior, debemos seguir los pasos que el psicólogo nos dé. Debemos sancionar las conductas negativas que ha tenido, pero haciéndole saber que él no es un abusón ni lo será si decide cambiar en su forma de comportarse.
Los niños son arcilla maleable y pueden aún mejorar en sus estilo de relación con otros.
Para quien busque recetas mágicas anti-acoso por desgracia no las hay. Puedes hacer acciones preventivas:
- Fomentar la autoestima de tu hijo.
- Hablar con él sobre cómo resolver conflictos.
- Ser ejemplo activo, y no resolviendo tú los conflictos mediante el abuso de poder.
- Mantén siempre la calma, y no seas tú quien emplee la palabra “acoso escolar”. Debes evitar que se sienta más acosado de lo que pueda ya serlo.
- Acude a tu centro escolar, habla con el tutor, habla con el psicólogo, y trata de recoger toda la información posible.
- Verbaliza las emociones, y enséñale a expresarlas.
- Enséñale que deben haber límites, y enséñale lo que es la empatía.
- Si tiene actitudes violentas corrígele, no pases ni una, enséñale que la forma de tratar a las personas es el respeto mutuo, incluso cuando no nos lo ofrecen.
Si alguien pensaba que llegábamos al final… Queda aún un último punto, ¿y si mi hijo no es ni el abusón ni la víctima? Por norma los padres tendemos a decir “no te metas en líos, y si ves que hacen cosas malas, vete a jugar a otro lado” y es cierto, aunque incompleto. Los niños deben aprender que la unión hace la fuerza, como hacen las hormigas, como hacen las abejas, y ellos pueden y deben comprender que ellos no deben permitir esos comportamientos, y la mejor forma de evitarlos no es enfrentarse directamente al abusón, sino buscando al docente y contando lo que sucede. Eso, que para muchos apodan “chivarse” no lo es, chivarse no es defender los derechos de un compañero, chivarse no es defender la justicia. Chivarse sería contar lo que toca y lo que no, ejercer de espía secreto para el profe… pero no se trata de eso. Y en ese sentido hacen falta VALIENTES, y hacen falta personas que hagan visible lo que los monstruos tratan de invisibilizar. Si tu hijo ve cosas que no le gustan, enséñale lo que es la empatía, y explícale que lo justo no es callar. Enséñale que puede buscar un momento disimulado para hablar con el profe, en el intercambio de clases, para que sin llamar la atención del acosador, pueda contar lo que vio.
Conclusión más importante de todas, antes de poner palabras, usar términos, o creer que tu hijo sufre tal o cuál cosa, habla con los profesores, conoce los protocolos que te ofrece el centro, habla con su psicólogo, y trata de seguir los consejos que gente con conocimiento y que sabe de ello te intenta dar.
Creo que Fran nos lo ha explicado todo de maravilla, ¿verdad? Aun así, sé de casos donde a veces no se recibe apoyo necesario desde el colegio, son excepciones pero las hay, en ese caso, y de igual manera que si este post lo está leyendo un alumno/a que esté sufriendo acoso escolar y no se atreve a dar el paso, no dudéis en llamar al TELÉFONO CONTRA EL ACOSO ESCOLAR 900 018 018, y también el siguiente links por si os interesa consultar los protocolos de actuación en los casos de acoso escolar, al menos en la Comunitat Valenciana.
Y, como ya ha mencionado Fran, por favor, si somos testigos de acoso escolar, no miremos hacia otro lado, actuemos cuanto antes, para hacer visible lo INVISIBLE.
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2 Comentarios
Fantástico post, desde luego. Para es fundamental la prevención desde la familia, de hecho tengo un post sobre el tema. Si transmitimos valores de respeto y convivencia con el ejemplo y la enseñanza intencional, es mucho más probable que nuestros hijos ni acosen ni sean meros observadores, así como que sepan defenderse.
Hay que proteger la educación en valores y ponerla en práctica desde que son muy pequeñitos…. fomentando el respeto y sobre todo, ¡la empatía! Gracias por tu opinión sobre el post 🙂