Soy una persona, por lo general, bastante diplomática, no suelo entrar en conflictos ni en discusiones. Quizás, según lo que nos cuenta nuestra colaboradora de hoy, yo tiendo mas a ser una persona “pasiva” en vez de asertiva. Eso no quita para que tenga mi propio criterio sobre las cosas aunque, reconozco que me gusta madurar bastante las preguntas que hago o las respuestas que doy para exponer o responder lo que quiero sin herir los sentimientos de nadie.
Hace poco tuve que armarme de valor, lo cual me cuesta bastante, para darle a alguien mi opinión sincera sobre una cuestión relativa a mi blog. En un principio, pensé en no decir nada, pero me animaron a expresar mi opinión porque estaba fundamentada y además era importante. No fue fácil para mí, pero, en este caso, lo bueno de poder hacerlo por escrito es que puedes pensar bien que decir… pero, ¿y si hubiese sido en persona?
Sin duda, la habilidad de ser asertivos no es fácil de adquirir, requiere de mucho entrenamiento y conocimiento de uno mismo, además de tener bastante autoestima, sobre todo, porque puede que recibamos una respuesta no tan asertiva y, entonces, no sabríamos reaccionar a tiempo y adecuadamente.
A continuación, M. Carmen Sahuquillo, una de mis colaboradoras habituales (ver BIO al final del post), nos ayuda a conocer qué es la asertividad y cómo podemos adquirir esta habilidad, tanto en nosotros como enseñársela a nuestros hijos.
¿Que es la asertividad?
Aserti… ¿¿qué??
La asertividad es una actitud, una habilidad, y como tal requiere de entrenamiento, de práctica. Tiene que ver con la necesidad de cuidarnos y protegernos unos a otros, con la necesidad de generar lazos de confianza, seguridad y tolerancia. Es indispensable para el correcto funcionamiento de las relaciones interpersonales, por eso no es cosa de dos, o de tres, o de cuatro… ¡¡es cosa de todos!!
Todos conocemos a gente que interpreta que decir las cosas de manera asertiva implica mentir, disfrazar, maquillar lo que de verdad sienten y lo reducen a decir palabras bonitas que suenan a música celestial, pero que no solucionan nada. De nada sirve tanta parafernalia si tus actos no manifiestan lo mismo. Recordemos que nuestro lenguaje corporal, nuestra mirada, nuestro tono de voz, etc… son chivatos que no engañan.
Vivimos a toque de despertador, de claxon, de timbres, de gritos… sonidos que nos envuelven en una vorágine de actividad que suele excluir conceptos como empatía, tolerancia, paciencia, escucha activa, y como no… ASERTIVIDAD. Es por eso, que un buen número de personas viven convencidos de que todo lo que tiene que ver con estos temas es muy complicado, que no vale la pena dedicarle tiempo porque la balanza coste/beneficio no saldrá con saldo positivo y, lo peor de todo, es que no se cuestionan nada sobre sí mismos ni se plantean nada para mejorar las cosas, y caen en la trampa de la resignación exclamando: “Es lo que hay y que cada palo que aguante su vela”.
Pues bien, aquí es donde aparecemos los que nos gusta subrayar con “fosfi” palabrejas que a menudo necesitamos hasta deletrear y explicar su significado. Por eso, voy a definirte qué significa el término ASERTIVIDAD.
Asertividad es la competencia o habilidad para expresarnos de un modo honesto, directo y respetuoso, para abrir nuestros corazones, nuestra parcela emocional, y establecer relaciones más sanas, más positivas y más próximas con las otras personas.
“No me quieras tanto, quiéreme mejor…”
Es decir, la asertividad es una de las claves de las relaciones sanas y positivas y las relaciones sanas y positivas son una de las claves de la felicidad. Sin la base del respeto mutuo y de la asertividad, resulta complicado tejer buenas relaciones y sentirnos felices. Esto tiene una base neurocientífica. Cuando tus relaciones sociales son afectuosas, positivas, y empáticas estimulan la secreción de oxitocina (conocida como la hormona del amor), así que, como dijo Goleman, las buenas relaciones son aliados biológicos.
Detrás de una actitud asertiva hay algo extraordinario, un esfuerzo por parte de aquel o aquella que lo hace. Es posible que “no lo borde” pero nos permitirá mirarlo con otros ojos. Nos podemos encontrar con personas que piensan que la asertividad es buscar la manera de decir algo que no es grato escuchar, de forma más o menos afortunada y no ofensiva. Si fuera así la asertividad sólo serviría para hacer críticas, quejarnos o darle una negativa a alguien. De hecho, puedes escuchar eso de: “díselo, pero hazlo con cariño” o “díselo, pero a ver cómo se lo dices”. Por eso, la asertividad tiene una aliada de la que debemos echar mano y es la humildad para ver a los demás como iguales, donde prima la sinceridad, y el firme propósito de no manipular al que te escucha.
Es fundamental citar a Eric Shuler cuando afirma:
“La asertividad es una herramienta que te ayuda a ser tú mismo, a no tener miedo ni vergüenza de tus propias convicciones, a defenderlas con entusiasmo sin menospreciar ni mostrarte agresivo hacia quienes no las comparten (…) Basada en la autoestima, se apoya en el respeto a las propias convicciones sin pretender imponerlas a los demás. Su práctica aumenta la confianza en ti mismo y la soltura con la que puedes hacer frente a cualquier situación…”
Esto me trae a la mente la típica situación de dos personas enzarzadas en una pequeña discusión y una le dice a la otra: “Oiga no se enfade, no se ponga usted así” y la otra le contesta: “¿Enfadada yo? Usted no me ha visto enfadada…” A veces cuando nos enfadamos nos dedicamos a increpar al otro y a menudo lo que nos ha “mosqueado” no es lo que le otro ha dicho o hecho, sino lo que nosotros hemos interpretado, la versión subtitulada que hemos leído detrás de todo lo que ha ocurrido. Por eso, la asertividad nos puede ayudar a ser capaces de discernir lo que ocurre de lo que entendemos o sentimos. Por eso debemos apostar por la asertividad invirtiendo en nuestras competencias emocionales y ampliando así nuestra madurez emocional. Nos permitirá entrenarnos para saber contenernos en lugar de estallar a la mínima, a ser capaces de ver las actitudes o respuestas desafortunadas del otro y las propias, a identificar la fuente de dónde surgen nuestras emociones y a ser más libres frente a ellas.
Vamos a pensar en situaciones que te han provocado el dilema de no saber qué decir ni cómo actuar:
- Alguien te ha perdido algo que para ti es muy preciado….
- Estás esperando una cola interminable para pagar y hay una persona que se coloca descaradamente tres personas por delante de ti…
- Has pedido un favor pensando en que la otra persona podría ayudarte y te dicen que no sin más rodeos…
Detente y analiza de qué manera sueles actuar frente a este tipo de situaciones, y después reflexiona acerca de cómo lo harías de un modo asertivo… Cuesta, ¿verdad?
Y por favor, huye de aquellas personas que te dicen: “¡Yo voy de sincero y auténtico por la vida, y lo digo todo a la cara!” Uffffff… bajo el sello de asertividad está funcionando un tipo de agresividad encubierta y dicen frases que van calando, y a ellos no les supone ningún problema ver si el otro está aguantando el chaparrón estoicamente o está luchando por sostenerse. Huye de esos “auténticos” porque lo único que saben es escucharse a sí mismos. Aplíquese lo mismo a los “adictos al drama”.
Así que, y para concluir, DÍ LO QUE PIENSAS Y PIENSA BIEN CÓMO LO DICES. No es un ejercicio fácil, pero a todos nos han enseñado a contar hasta diez y mientras tenemos tiempo para no permitir que la rabia o en enfado se apodere de nosotros, intoxique nuestras palabras, el tono, las formas y así canalizar de manera menos agresiva aquello que voy a decir. SER CONSCIENTE es el primer paso.
¿Y cómo enseñamos a nuestros hijos a ser asertivos?
Por descontado, si como padre, madre o tutor deseas que ese niño/a disfrute de una sana autoestima y sea habilidoso socialmente, no debes pasar por alto enseñarles a ser asertivos. Serán más seguros y reducirán los posibles conflictos que pudieran surgir con los que le rodean pudiendo alcanzar así sus metas.
Así que, ponte como meta prioritaria ser un ejemplo de conducta asertiva, enfrentándote a los conflictos diarios de manera responsable, clara y respetuosa, en tu pódium la asertividad debe estar en el número uno, descarta la pasividad y la agresividad porque ambas no enseñan nada. Así, cuando ellos se enfrenten a situaciones similares, la observación les habrá servido de entrenamiento… menuda responsabilidad, ¡¡tú eliges!!
Y, no olvides opinar, expresar, hacer lo que consideres necesario y oportuno sin miedo, con respeto y de manera sencilla, humilde y clara. A veces, esto lo hacemos de maravilla de puertas hacia afuera y en casa… cojeamos. No se trata de mentir, disimular o maquillar la realidad, tal y como te decía al principio, sino de expresar las opiniones y las decisiones tal y como las sientes, y por supuesto, saber decir que NO. De esa manera, enseñamos algo tan preciado como el RESPETO por los demás, por sus decisiones, por sus opiniones y eso inevitablemente genera CONFIANZA.
Hazle saber cuánto vale su opinión para ti, lo valioso que es y contribuirás a que se sienta bien consigo mismo, siendo capaz de establecer sus prioridades y de hacerse valer. Permítele tomar sus propias decisiones y márcale los límites, pero no le hagas sentir culpable porque eso le enseñará a decir NO sin el peso del sentimiento de culpa.
Por último, recuerda que es un/a niño/a, así que “dale tregua”, porque sabes que en la vida ni todas las situaciones ni todas las personas son iguales, y seguro que en alguna ocasión dejará aparcada en doble fila su habilidad asertiva, no pasa nada… durante toda nuestra vida seguimos aprendiendo….
¿Os ha quedado claro? Yo también lo he releído varias veces, jajaja… la Asertividad no es un concepto fácil de comprender y, mucho menos, una habilidad fácil de implementar en nuestro día a día pero, como veis, es muy útil y necesaria para establecer relaciones sociales sanas y todos queremos que nuestros hijos las tengan también en su vida, ¿verdad? Pues toca hacer un esfuerzo y conseguir ser ejemplo para ellos, sin duda, es una habilidad que otorga paz interior con uno mismo y, por consecuencia, felicidad. Ahi es nada.
No te pierdas nada!! Suscríbete a la newsletter!!
Escribir comentario