El miedo es otra de las emociones que, junto con la tristeza, siempre intentamos ocultar y reprimir, sobre todo en los niños, donde sus días al completo sólo se conciben llenos de alegría, sonrisas y juegos, pero, al igual que la tristeza tiene muchos matices, el miedo no sólo aparece en nuestras vidas para hacernos sufrir o para limitarnos, sino todo lo contrario, es una emoción vital del ser humano, imprescindible para garantizar nuestra supervivencia.
Como con toda emoción, el truco está en aprender a gestionarla, en este caso el miedo, y aprovechar todo lo bueno que hace por nosotros, sin dejar que nos invada por completo, que nos domine, porque entonces no pondríamos ni un pie fuera de la cama. Pero, si a los adultos a veces nos cuesta controlar nuestros propios miedos, aun resulta más difícil que los niños lo consigan cuando todavía no comprenden muy bien ni lo que les pasa.
Para ello, os recomiendo “Mi Edo”, el nuevo cuento de Camino García ilustrado por Marco Recuero. Ya os recomendé “Para Siempre”, el anterior cuento de esta autora, donde nos ayudaba con algo tan complicado como explicar la muerte y el duelo a los niños, que se complementa perfectamente con este nuevo cuento porque, como ya os conté en ese post, a partir de los 8 años llega la etapa en que empiezan a ser conscientes de que no somos eternos en este mundo y aflora en ellos el miedo a morirse o a que se muera un ser querido y, sin duda, los cuentos y una buena conversación les ayudará a comprenderlo todo mucho mejor.
Quizás os preguntéis por qué el libro se titula “Mi Edo” y no “miedo”, no es solo un juego de palabras, sino una manera de personificar al miedo como “un ser” que nos acompaña y tenemos que conocer y educar, que a veces se alborota y entonces tenemos que enseñarle a calmarse con una nana para que nos deje soñar cosas bonitas, otras veces nos retiene para evitar que nos hagamos daño o para que seamos más precavidos y no fiarnos de cualquiera, o también, le tenemos que decir que nos suelte un poquito para arriesgarnos y conseguir nuevos retos en la vida.
A priori, parece un cuento sencillo pero os aconsejo que lo leáis en compañía de vuestros hijos, ya que contiene mucha información que, según la edad del niño, puede ser mas compleja de comprender, pero si se lo vais narrando poniendo ejemplos de situaciones en las que vuestro hijo haya sentido miedo (o todo lo contrario) seguro que podrá ir comprendiendo mejor quien es “Edo” y por qué puede llegar a ser su mejor amigo. Además, como ejercicio de refuerzo, podéis proponer al niño que dibuje a su propio “Edo” para que se potencie mas el mensaje del cuento y lo identifiquen mas en su pensamiento cuando sientan miedo.
Es un cuento donde no se enseña a los niños a hacer desaparecer el miedo, porque hagamos lo que hagamos, nunca desaparecerá totalmente. Recordemos que es indispensable para la función de supervivencia, por lo que siempre estará presente en nuestras vidas.
Además, también nos da un toque de atención a los adultos por esa manía muy extendida que tenemos de decirle a los niños “no tengas miedo” cuando es algo imposible para ellos. En el caso del miedo, pedirle a un niño que no lo tenga, además de disparatado, puede tener como consecuencia que, simplemente, decida ocultarlo.
Cuando se les pide algo así, estamos tratando las emociones (lo de dentro) como si fuera algo del mundo exterior (lo de fuera). Cuando algo externo no nos gusta, podemos evitarlo, rechazarlo, cambiarlo por otra cosa… pero no es algo que habitualmente pueda hacerse con las cosas de nuestro interior (pensamientos, emociones…) y eso también supone invalidar las emociones. Es como decirle a un niño que no debería sentir precisamente aquello que está sintiendo y ya sabemos lo importante que es enseñarles a aceptar sus emociones, ya que no las pueden eliminar, así que sólo pueden aprender a gestionarlas.
Todas las emociones son necesarias para conseguir el equilibrio emocional que construye las personas tal como somos hoy en día y las personas en las que nuestros hijos se convertirán en un futuro.
Y tu, ¿eres capaz de abrazar a tu “Mi Edo”?
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