Hace unos meses escribí un post sobre los celos entre hermanos , donde os ofrecía varios consejos para lidiar con estas situaciones en casa aunque, por aquel entonces, no teníamos ese problema de celos entre nuestros hijos o no era muy grave. ¡A buena hora se me ocurrió decir eso! ¡Maldito Murphy!
Si que es cierto que hasta ahora los celos entre nuestros hijos, que se llevan 5 años, no se habían notado mucho o al menos ellos no los habían manifestado claramente, así que estábamos de lo más tranquilos. Nuestra hija mayor, viendo lo “trasto” que era su hermano creo que, desde el principio, se lo tomó todo en plan “es normal, es más pequeño” y esa innata mirada maternal le hacía quererle y aceptarle tal y como era.
En el caso contrario, o sea, a ojos del pequeño, pues claro, todo va iba de perlas porque su hermana mayor no se quejaba demasiado… peeeero, su hermana empieza a hacerse mayor y esos cinco años de diferencia ya parecen casi diez. Ahora ya tienen gustos diferentes, no les gusta ver los mismos dibujos, ni jugar a los mismos juegos y la falta de tolerancia, las envidias y las quejas son el orden del día: “claro, es que como es el pequeñoooooo” “mamiiiii, ella no me deja jugaaaaaar” ¡y se masca la tragedia!
En casa intentamos ser bastante sensatos con su incipiente problema de celos y sus continuas peleas de hermanos, porque sabemos que, al final, no saben estar el uno sin el otro y, de primeras, siempre probamos a dejarles arreglar sus problemas entre ellos, aunque claro, hay que tener en cuenta que la mente de la mayor siempre va a ser mas poderosa y manipulativa que la del pequeño, así que este, casi siempre, sale perdiendo a no ser que nosotros intervengamos. Y claro, en cuanto defendemos en algo al pequeño (porque sabemos claramente que nuestra hija está manipulando la situación a sabiendas) la mayor se ofusca, pega medio giro y el camino dramático de indignación hacia su cuarto con portazo incluido, es digno de un “Óscar” de la academia … ¡pronto empezamos con el drama preadolescente! No quiero ni pensarlo…
Por suerte, un día que me pasé por nuestra librería Llum de lluna, descubrí este cuento: “¡Hermanos!” de Rocío Bonilla. Al echarle un vistazo me dije: “¡vaya, parece que se haya inspirado en mis hijos!” En serio, una hermana mayor y un hermano pequeño que se odian… Ella ve a su hermano pequeño como un mono que no hace mas que incordiar, y él a su hermana mayor como una rinoceronte que todo lo domina y controla…
En esta ilustración se vieron totalmente identificados con el guiño a Star Wars ¡que la fuerza te acompañe!
Hasta aquí, un clon de mis hijos… pero uno de los detalles que más me gustó de este cuento, aparte de las ilustraciones que son maravillosas, es que se lee en dos direcciones: está la parte de cómo la hermana mayor ve a su hermano, y en la contraportada (que es una portada igualmente) está la parte de cómo el hermano pequeño ve a su hermana mayor. Así que, de primeras, el cuento ya les obliga a compartir el mismo libro.
En cada parte relata, en varias páginas dobles, la parte mala que ve cada uno del otro pero, poco a poco, el tono va cambiando porque se acaban dando cuenta de que, en el fondo, admiran algo de su hermano o hermana, algo que también les ayuda a ser como son, algo que les complementa y les hace sentirse uno solo, algo imprescindible en sus vidas… y es que tener un hermano o una hermana, es uno de los mayores regalos que podemos recibir en esta vida, por eso siempre tuve claro que quería tener dos hijos… Y me ha costado lo mío, pero ahí están.
Y sé que, aunque discutan, se peleen o incluso a ratos se detesten, en el fondo de su ser saben que no pueden vivir el uno sin el otro, porque los amigos vienen y van, pero un hermano o hermana es familia y pase lo que pase, siempre, siempre estará a tu lado, o al menos, es lo que siempre me ha pasado a mi y he sentido yo con mis hermanas, con las que me llevo casi 10 años y, aunque al principio nuestra diferencia de edad era como un abismo, hoy en día, no se aprecia para nada esa diferencia y sé que siempre puedo contar con ellas, como ellas conmigo, aunque a veces también discutamos… ¡lo increíblemente raro sería no hacerlo, jajajaja!
Aquí todos coincidimos que era tal cual nuestro hijo pequeño, jajajaja… ¡imposible sacarle una foto decente! ¡No para! Jajajaja…
Por cierto, el final del cuento, obviamente, se encuentra justo en la mitad del libro, pero en este caso sí que os digo que no se parece nada a nuestra situación, ¡lo que me faltaba!
Y vosotros, ¿cómo gestionáis en casa el tema de peleas entre hermanos?
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4 Comentarios
Que chulos ! Me encantan este tipo de libros que hacen pensar a los niños de una forma divertida (mcsal)
Es una pasada de cuento y muy divertido!
Jaja, me encanta el cuento, es genial!
el cuento es de lo mejor y mas original que he visto ultimamente y nos vino de perlas con las fieras, jajajaja…