Seguramente, alguna vez habréis leído con vuestros hijos un cuento de hadas donde se describe un bosque bucólico, lleno de vegetación, de seres fantásticos y con el silencio sólo roto por el rumor del agua y el trinar de los pájaros que en él habitan, ¿verdad?
Pues un bosque así no sólo podemos encontrarlo en un cuento, sino que existe de verdad y además lo tenemos en España, concretamente en la provincia de León. Hace un par de años, tras las recomendaciones de varios amigos y familiares, por fin tuvimos ocasión de hacer la ruta del Hayedo de Ciñera o Faedo de Ciñera. La verdad es que llevo media vida pasando por delante de este pueblo asentado entre las montañas leonesas y jamás pensé que tendrían semejante maravilla de la naturaleza… y decir esto, se queda corto.
Esta ruta comienza en Ciñera, una pequeña población minera a tan sólo 40km de la capital de León, en la región de los “Cuatro Valles” (Alto Bernesga). Se llega fácilmente por la N-630 que lleva a Asturias por el Puerto Pajares, y es que Ciñera está muy cerca del límite con Asturias y también de Villamanín, donde os recomendé comer después de ir a visitar las Cuevas de Valporquero que, a su vez, también están relativamente cerca de Ciñera.
Una vez llegamos a Ciñera, que, por cierto, es un pueblo tan pequeñito que si os descuidáis os pasáis de largo con el coche (si, nos ha pasado alguna vez, jajaja) tenemos que cruzar el pueblo hasta donde está la zona de las canchas de fútbol, ahí cruzamos un pequeño puente por donde pasa el arroyo Vilar (el cual nos acompañará por toda la ruta) y suele haber sitio para aparcar. También, para los que ya se conocen un poco la ruta, se puede subir un poco más arriba con el coche por la calle Paseo del Faedo, hasta donde está el polideportivo y nos ahorramos un poquito de camino.
A partir de este punto ya no se puede acceder con coche, puede que pase alguno, pero rara vez, y seguramente sea de algún vecino que tiene por allí cerca su huerto. Lo que sí es probable es que os encontréis con senderistas como vosotros, sobre todo si vais en fin de semana.
El recorrido entre ida y vuelta es de unos 10kms si lo hacéis al completo, es decir, si llegáis hasta el pueblo de Villar del Río. Este recorrido era el que hacían los mineros que habitaban en la localidad de Villar del Río para llegar a las minas de carbón que rodean Ciñera. Para ir con niños, yo os recomiendo simplemente llegar hasta el hayedo y luego volver, así serían sólo unos 4 kms contando la vuelta a Ciñera. Es una ruta sencilla, apenas con alguna pendiente o cuesta que se puede salvar perfectamente por los niños, aunque absteneros de llevar carrito de bebé o silla de ruedas porque la mayoría del camino es pedregoso, así que, en el caso de ir con bebés, mejor llevarlos con mochila portabebés.
El primer punto de referencia es el merendero del Arroyo Vilar, un pequeñito remanso que hace el arroyo a la sombra de los árboles y con dos mesas de merendero por si necesitáis hacer un descanso. La verdad es que, por esta ruta, en verano, hace bastante calor si nos sale un día soleado, así que se agradece mucho este rincón para estar un ratito a la sombra y que los peques jueguen a tirar piedras al arroyo.
Luego seguimos caminando hasta llegar a una pequeña explanada donde encontramos la boca de la antigua mina de carbón, hoy en día cerrada, pero que se ha rehabilitado a modo de pequeño museo de la minería con alguna fotografía y muestra de varias herramientas que los mineros usaban antaño.
Después veremos que el camino se bifurca, pero hay que tomar el camino de la izquierda que pasa por delante de una casa abandonada y llega a un puente de piedra sobre el Arroyo Villar.
Una vez superado el puente de piedra, tendremos que pasar por otros pequeños puentes con tablones de madera para poder cruzar de nuevo el arroyo y llegar a una preciosa pradera en la que nos encontramos con una nueva area de descanso compuesta por varias mesas de merenderos, en una zona con mucha sombra y el arroyo que pasa a nuestros pies y que prosigue su camino hacia el hayedo. Aquí, los niños es posible que ya estén un poco cansados, así que os aconsejo que aprovechéis para hacer otro descanso, o incluso comer, rodeados del maravilloso paisaje que forman las laderas de las montañas que forman el valle.
Merendero y pradera antes de llegar al Hayedo o Faedo de Ciñera (imagen: leonesinES)
Una vez hemos pasado esta zona, ya sólo hay que proseguir la senda de nuestro camino hasta un nuevo puente de madera que ya nos anuncia que hemos llegado al Faedo de Ciñera… y aquí es cuando uno vislumbra lo que le espera al otro lado del puente y nos inunda la emoción, como cuando los personajes de un cuento se adentran en un bosque encantado. Y, a partir de aquí, parece que se ha detenido el tiempo…
Encontraréis un frondoso bosque de hayas centenarias, algunas de más de 30 metros de altura, las cuales se ven rodeadas por un infinito manto de hojas secas de todos los otoños que han pasado por ellas, dotando al entorno de un contraste de colores indescriptible, mientras el Arroyo Vilar prosigue su camino a través de todo el recorrido, el cual está totalmente acondicionado con una senda de tablones de madera que, en las indicaciones que encontréis por el hayedo, nos piden que no abandonemos en ningún momento para preservar el estado natural de todo el bosque.
Hasta mis hijos se detuvieron ante el impresionante bosque del Faedo de Ciñera
Las mejores épocas para visitar el hayedo de Ciñera son en primavera y, sobre todo en otoño, donde los contrastes de colores entre verdes, ocres, marrones… son aún más impresionantes. Nosotros fuimos en verano y, como veis en las fotos, sigue siendo muy bonito también, aunque ya os digo que las fotos no le hacen justicia… y es que lo mejor es poder verlo en vivo, como todo lo que tenga que ver con paisajes y naturaleza.
Justo en el medio del bosque encontramos un árbol especial y acotado con una cuerda de seguridad… y es que estamos delante de “Fagus” ¡un haya de más de 500 años! Es uno de los 100 árboles más singulares y destacados de España que se recogen en el libro “Árboles, leyendas vivas”.
Que maravilloso regalo de la naturaleza… impresionante el haya “Fagus” de mas de 500 años de antigüedad
Y, a los pies de “Fagus”, encontramos un panel informativo con la leyenda del Hayedo de Ciñera… claro, como todo bosque encantado, tiene una leyenda…
La leyenda de la bruja Haeda
Dice la leyenda que hace muchos años vivía en la zona una bruja, llamada Haeda, y cuyos mágicos poderes habían sido otorgados por el mismo diablo, a condición de que los usara sólo para hacer el mal o de lo contrario en 3 días moriría.
Resulta que también por allí habitaba una pareja con 9 niños que vivía de lo que sembraban y cosechaban en la tierra y que en invierno se trasladaban a la cueva de los Infantes para refugiarse del intenso frío leonés. Pero un invierno la nieve cayó tanto que no pudieran llegar a la cueva para resguardarse, la bruja lo vio y le dio tanta pena por los pobres niños que usó sus poderes y arrancando un montón de piedras de la montaña les prendió fuego y se las entregó a la familia para que se mantuvieran calientes, y la hoguera les duró toda la noche sin apagarse.
La familia pasó toda la noche caliente despertando al día siguiente sin saber bien lo que había pasado. Durante todo el día siguió nevando y Haeda pensó que podría ayudar de nuevo a la familia sin perder sus poderes así que volvió a transformar las rocas de la montaña en una caliente hoguera.
Al tercer día la bruja se encontraba más cansada y envejecida, pensando que igual sólo le quedaba un día más de poderes si volvía a ayudar a la familia y consciente del largo invierno que tenemos en nuestras tierras, hizo acopio de todas las fuerzas que le quedaban y llenó las montañas del valle de piedras que podían prender y así dar calor.
Entonces, y gracias al calor de las piedras, muchas familias vinieron entonces a la zona y se estableciern sobre las cenizas de las hogueras y fundaron el pueblo llamado Ciñera.
¿Y qué pasó con la bruja Haeda? Pues se dice que fue a morir al bosque de hayas y que desde allí protege a los niños que van de excursión al Faedo… y os puedo asegurar ¡que la vimos! No os voy a decir dónde, pero si miráis a vuestro alrededor a lo mejor hasta la veis vigilando vuestros pasos…
¿Dónde estará la bruja Haeda?
Una vez salimos del bosque la vegetación da lugar a un paisaje rocoso y la ruta se complica un poco, por eso nosotros decidimos emprender el regreso de vuelta ya que nuestros hijos estaban algo cansados, pero si queréis continuar y acabar la ruta al completo, llegaréis a las Hoces del Villar, un estrecho desfiladero que se atraviesa a mediante una pasarela de madera y acero enclavada en la misma roca y desde la que podréis disfrutar de unas espectaculares vistas.
La pasarela finaliza con una serie de torrentes de agua y cascadas que dan lugar a las “Marmitas de Gigante”, unas piscinas naturales donde os podéis bañar ¡si es que os atrevéis con lo fría que está siempre el agua en León!
Para finalizar, cabe destacar que desde el año 2005, el Faedo de Ciñera forma parte de la Biosfera del Alto Bernesga, declarado por la Unesco y en el año 2007 recibió el premio al Bosque Mejor Cuidado de España otorgado por la organización Bosques sin Fronteras en colaboración con la Fundación Biodiversidad.
Así que, en nuestras manos queda cuidarlo para que siga siendo un refugio para los sentidos… hasta la bruja Haeda nos lo pide y mucho cuidado que os estará vigilando…
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2 Comentarios
Precioso el sitio y muy bonita la historia (mcsal)
Es una pasada de lugar, ¡totalmente de ensueño!