Si el paisaje del Faedo de Ciñera os resultó mágico, el de las Médulas, también en León, os dejará impresionados, sobre todo por cómo la mano del hombre, en su afán por la sempiterna búsqueda del oro, pudo transformar completamente un paisaje natural y, al menos en este caso, dejar un resultado maravilloso y único en el mundo… pocas veces pasa, ¿verdad?
En la actualidad, todo lo que hicieron los romanos en aquellas montañas habría sido calificado de desastre natural, pero a ellos poco les importaba destrozar una montaña a base de hacer agujeros y echar torrentes de agua a presión mediante canalizaciones, con tal de proveer de oro al imperio. Afortunadamente, una vez abandonaron la mina, y con el paso de los siglos, la naturaleza, como siempre, se abrió paso, repoblando todo el lugar con árboles y arbustos de vegetación y haciendo de las Las Médulas el paisaje del que podemos disfrutar en la actualidad, lleno de contrastes entre los verdes de la vegetación y los anaranjados característicos de la tierra de la zona que, sin duda, son un regalo para la vista.
Las Médulas se encuentran al suroeste de la provincia de León, en la comarca del Bierzo, muy conocida por sus vinos con D.O. El Bierzo y su gastronomía, destacando su tradicional “botillo” (también con D.O.), un tipo de embutido que, normalmente, se come cocido con patata y berza (repollo), ya sabéis, típico de la cocina “ligera” de estas tierras, jajaja…. Allí, junto al valle del río Sil, se encuentra este fantástico paisaje resultado de las explotaciones de oro romanas y declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO desde 1997.
Centro de visitantes y Aula Arqueológica de Las Médulas (fuente: Fundación Las Medulas)
Para llegar a las Médulas, si tomáis como punto de origen la ciudad de León, la distancia es de unos 150kms, tomando la carretera hacia Astorga, y desde aquí hacia Ponferrada hasta llegar a Carucedo, donde se encuentra el desvío hacia las Médulas. Una vez llegamos a la villa de Las Médulas, tenemos que cruzarla para llegar al Centro de Visitantes, donde se encuentra el Aula Arqueológica, una parada obligatoria si vamos con niños para que puedan disfrutar de un audiovisual sobre la explotación y el abastecimiento de agua de la antigua mina y, así, puedan entender mejor lo que van a ver durante la visita. Allí también podéis encontrar paneles informativos con las distintas rutas que se pueden recorrer e incluso tenéis la opción de contratar alguna de las visitas guiadas que ponen a disposición del visitante.
La mejor época para visitar Las Médulas es en primavera u otoño, ya que en verano hace bastante calor. Si finalmente vais en verano, intentad ir lo más temprano posible, ya que durante el recorrido no hay mucha sombra ni fuentes para beber agua. Es recomendable también llevar calzado cerrado y adecuado para senderismo, ya que el camino es de tierra y si le da por llover se embarra mucho el terreno.
La ruta que os recomiendo para hacer con niños en Las Médulas es la Senda de las Valiñas, que es de tipo circular y se extiende unos 4kms con inicio en el mismo Centro de Visitantes. Es la más corta y sencilla para realizar y se puede ir con carrito de bebé, aunque el terreno es una mezcla de tierra con piedras y puede que en algunos tramos sea algo complicado manejarlo, así que, como siempre, mejor llevarlos en una mochila portabebés.
Más o menos a mitad de la ruta, encontrareis dos de los puntos de mayor interés: las cuevas de “La Cuevona” y “La Encantada”. En la primera de ellas encontraremos un panel informativo donde nos explican cómo se llevaba a cabo la explotación de la mina. Sin duda, una de las cosas que más impresiona es su tamaño y, sobre todo, ese color anaranjado tan característico de la tierra que, a mí, personalmente, me recuerda mucho al cañón del Colorado de los EEUU.
Boca de “La Cuevona”
Yo en el interior de “La Cuevona” y se me ve super pequeñita, ¡imaginad las dimensiones de la cueva!
En “La Encantada”, se puede ascender un poco y visitar varias galerías que salen a media altura en el monte, lo que nos permitirá contemplar un bonito paisaje, aunque no os lo aconsejo para los niños porque estas galerías terminan en un abrupto cortado, así que valorad vosotros mismos el riesgo según la edad de vuestros hijos.
Esa persona que se ve apenas salir de una cueva es Planeta Papi, sólo él se atrevió a explorar “La Encantada”
Aquí se le ve mucho mejor, jajaja… ¡él es un explorador nato!
Una vez acabada la ruta, de nuevo os encontraréis en el Centro de Visitantes y aquí os recomiendo que, o bien podéis comer en cualquiera de los restaurantes que hay en Las Médulas o, si vais en plan de picnic, podéis ir a comer a un merendero que hay en Carucedo, junto a la Casa del Parque de Las Médulas, el cual dispone de aparcamiento y parque infantil.
Una vez hemos comido y descansado un poquito, llega el remate de la aventura de vuestro día en Las Medulas, y es que no os podéis ir de allí sin subir al Mirador de Orellán.
Al mirador, se puede acceder a pie, desde el pueblo de las Médulas y también desde Orellán, pero, en este caso, tiene mucha pendiente, así que, teniéndolo en cuenta si vais con niños, es mucho mejor subir en coche hasta un parking en la base del mirador, y aun así, hay que ascender un trecho a pie hasta el mirador, la subida es un poco dura, pero os aseguro que compensa con creces el esfuerzo.
La vista panorámica de Las Médulas desde el Mirador de Orellán es impresionante
La vista panorámica de las Médulas desde el Mirador de Orellán os dejará con la boca abierta porque desde allí es justo donde vais a poder contemplar la magnitud de las Médulas y la paleta de colores verdes y anaranjados de los característicos “farallones” o picos de las montañas que se ven envueltos por la vegetación que fue cubriendo la mina con el paso de los siglos. Todas las fotografías panorámicas de las Médulas que podéis encontrar en cualquier parte han sido tomadas, en su mayoría, desde este punto. Así que, es el “momento foto” si queréis llevaros un bonito recuerdo de este maravilloso paisaje natural tan diferente a todo que habréis visto hasta ahora.
Vista del balcón de la Galería de Orellán desde el mirador
Pero, la aventura no acaba aquí, de hecho, os aseguro que lo que viene a continuación será el instante que mejor van a recordar vuestros hijos de Las Médulas: visitar la Galería de Orellán. Es un antiguo conducto de agua cuya función era socavar la montaña para poder extraer el oro, como ya habréis aprendido en el Centro de Visitantes. En él se recorren unos 100 metros del túnel equipados con un casco y una linterna donde los niños, y porque no, también los adultos, vais a poder disfrutar del recorrido con una mezcla de aventura y curiosidad, que os llevará a un balcón en medio de un corte vertical de la montaña desde donde podréis contemplar el parque de Las Médulas con otra perspectiva. Sin duda, el broche final a un día lleno de naturaleza, aprendizaje y aventura.
Yo en el balcón de la Galería de Orellán ¡con casco y linterna! Al fondo se ve la plataforma del Mirador de Orellán
Que… ¿nos vamos a Las Médulas a buscar oro? No toda la riqueza está en los metales preciosos, sino en la naturaleza que nos rodea y nos regala, cada día, el privilegio de contemplarla…
No te pierdas nada!! Suscríbete a la newsletter!!
4 Comentarios
Preciosas las Medulas! Yo las visite en agosto y la verdad es que pasamos bastante calor. La vista del mirador impresionsnte (mcsal)
Si, es mejor no ir en pleno verano porque hace mucho calor, pero desde luego merece la pena una visita a este maravilloso paraje!
Gracias por lo que nos cuentas, nosotros iremos a primeros de marzo, ya te contaremos que tal.
Es una buena época, o en primavera o en otoño, porque en verano alli hace mucho calor. Si, por favor, cuentame tu experiencia!!