Lo sé, es abrir las redes sociales y encontrar mil y un artículos sobre la Inteligencia Emocional y sus beneficios, de hecho, en este blog encontrarás muchos post cuya base es la Inteligencia Emocional y el manejo de las emociones para gestionar los problemas o situaciones el día a día tanto de nuestros hijos, como de nosotros como padres.
Pero, en realidad, no siempre acabamos de tener muy claro qué es la Inteligencia Emocional y si es algo innato en una persona o es algo que podemos trabajar para mejorar y desarrollar, no solo en beneficio de nuestras relaciones con los demás, sino también de nuestra relación con nosotros mismos.
Para abordar una pregunta así he preferido echar mano de una buena amiga y excelente profesional en psicología como Amparo Calandín , y no lo digo yo, sino su reciente galardón como la psicóloga mejor valorada de España en los Doctoralia Awards 2017. Amparo Calandín desarrolla su actividad profesional en su centro de psicología en Valencia como psicóloga infantil y de adultos y cómo psicóloga forense y jurídica realizando informes periciales, además de realizar cursos y talleres de inteligencia emocional y autoestima, tanto para niños como para adultos. En fin, es nuestra psicóloga de referencia y es un honor tenerla hoy aquí para colaborar en el blog.
Hoy vamos a hablar de un tema muy interesante y vamos a intentar resolver algunas dudas como, ¿la Inteligencia emocional está determinada desde el nacimiento o se puede trabajar?.
Siempre hemos oído decir que el Cociente intelectual (IQ) es un fiable y gran indicador para determinar y saber si una persona será exitosa en la vida. Es decir, que la puntuación del test de inteligencia, decían, que podía determinar y establecer una relación fuerte con el desempeño académico y el éxito profesional futuro.
No obstante, los investigadores empezaron a detectar hace algunas décadas que las capacidades y habilidades necesarias para tener éxito en la vida eran otras, y éstas no eran evaluables mediante ningún test, ya que, de poco nos sirve un cerebro brillante y un elevado cociente intelectual si no entendemos de empatía, si no sabemos leer nuestras propias emociones y las ajenas, si no somos conscientes y hábiles en las relaciones sociales para aprender a conectar con los otros, a gestionar el miedo, a ser asertivos… La inteligencia emocional es, lo queramos o no, la auténtica clave para ser felices y para tomar buenas decisiones que nos puedan llevar al éxito personal.
¿Qué es la inteligencia emocional?
La inteligencia emocional es “la capacidad para auto-observar emociones propias y las de los demás y regular y utilizar esta información para solucionar problemas” (Peter Salovey, 1997). Es decir, es la capacidad de conocerse emocionalmente y poder percibir, además, las emociones de los otros e intervenir en ellas.
Entenderse emocionalmente es imprescindible para conseguir un adecuado bienestar emocional, pero si además somos capaces de identificar las emociones de los demás y actuar en consecuencia ante ellas, tendremos un mayor éxito en nuestras habilidades sociales y relaciones con los demás. Esta capacidad proporciona que una persona resulte más óptima en la solución de sus propios problemas o de los demás, mejor afrontamiento a situaciones adversas y, en definitiva, más satisfacción y percepción de bienestar emocional. Esta capacidad, por tanto, puede ser muy provechosa en situaciones como conseguir un trabajo, enfrentarse a un examen o resolver de un modo más exitoso dificultades cotidianas que puedan aparecer en el día a día.
Como resumen, la inteligencia emocional implica que una persona sea capaz de (John Mayer, 2001):
- Percibir sus propias emociones y saber expresarlas.
- Comprender el origen de esas emociones.
- Regular esas emociones minimizando sus aspectos negativos y maximizando sus aspectos positivos.
- Poder realizar este mismo proceso con las emociones de los demás.
Como ves, la Inteligencia emocional, va más allá de la empatía, ya que, no sólo identifica las emociones ajenas, sino que nos ayuda a actuar de la manera más óptima y satisfactoria para nosotros mismos. Por tanto, la Inteligencia Emocional abarca dos amplias dimensiones: la propia y la que implica a los demás.
¿Se nace emocionalmente inteligente o te haces?
La inteligencia emocional parece que últimamente este de moda. Y está en auge porque cada vez hay más publicaciones científicas al respecto y porque ya es más que evidente que la inteligencia académica fría, pura y dura, sin la combinación con una buena educación afectiva, queda muy pobre.
Actualmente, los especialistas coincidimos al plantear que la inteligencia emocional no se establece al nacer y ya no es modificable, sino que se puede desarrollar, entrenar y fortalecer a través de las experiencias de la infancia, por lo tanto es imprescindible empezar a trabajarla desde pequeños.
Es cierto que, cada persona hereda por el proceso genético ciertas características y tendencias de sus padres biológicos. Algunas de estas características están completamente determinadas pero otras sólo reciben una influencia parcial. Por ejemplo, la estatura máxima, el color del pelo y el color de los ojos están completamente determinados, pero otros rasgos de la inteligencia emocional, tales como la empatía, la tolerancia a la frustración, la valentía, la asertividad, etc, sólo están influidas parcialmente por la herencia genética por lo tanto, son entrenables y por supuesto mejorables .
Por tanto, así como el Cociente Intelectual está considerado una capacidad heredada genéticamente, aunque también se puede mejorar debido a la plasticidad cerebral, en general las capacidades de la Inteligencia Emocional no se heredan, sino que se aprenden, adquiriéndose a lo largo del tiempo.
Consejos para mejorar la Inteligencia emocional en casa
1.- Mejora la expresión emocional con tus hijos. Los padres somos modelos de comportamiento para nuestros hijos, por tanto, el primer paso es promover nuestra conciencia emocional, es decir, ser conscientes de nuestras propias emociones, de sus causas y de sus posibles consecuencias.
Una muy buena forma de comenzar a trabajar la conciencia emocional puede ser empezar a hablar nosotros como pareja de nuestras emociones y respondernos preguntas como: ¿Cómo me siento en este momento? ¿Por qué me siento así? ¿Cómo estoy manifestando lo que estoy sintiendo? ¿Qué puede hacer para corregirla?. Conoceros mejor a vosotros mismos a nivel personal y en pareja y fomentar ese dialogo emocional ayudará a qué podáis transmitirlo a vuestros hijos.
2.- Ayúdales a gestionar sus propias emociones. Una vez vosotros ya sabéis algo más de vuestras emociones y de cómo las gestionáis es el momento de entrenar a vuestros hijos. Ayudar a nuestros niños a detectar cómo se sienten, y cuanto antes comencéis este camino con ellos mejor. Es importante enseñar a los hijos a conectar con ellos mismos para que puedan comprender mejor cómo se sienten, y cualquier momento o situación del día a día es buena para practicar y desarrollar esta conciencia emocional.
En mi centro realizamos un curso de inteligencia emocional para niños que os puede ayudar a conseguir este objetivo y potenciarlo.
3.- Trabaja la empatía en casa. Para conseguirlo, es aconsejable que actuemos en casa las máximas ocasiones posibles con empatía, y que nos pongamos en el lugar de nuestros hijos y seamos capaces de experimentar sus mismos sentimientos y emociones para ponernos en su lugar de niños y no ver todo desde nuestra perspectiva de adultos. Tenemos que intentar no despreciarlos nunca, pues para ellos lo que vivan tiene un valor muy importante, y también consideran valioso lo que tú opines sobre ellos. Para ejercitar la empatía, lo más importante es escucharles de una forma activa, haciendo un ejercicio de comprensión y de respeto mutuos.
Como veis, la Inteligencia Emocional está en todos nosotros, todos venimos con capacidad para gestionar nuestras emociones “de serie” , sólo tenemos que tener buenos entrenadores que nos den herramientas para desarrollar todo su potencial y nosotros, como padres, somos los primeros que entramos en contacto con esa inteligencia emocional es estado puro de nuestros hijos. No todos estamos o nos sentimos preparados para entrenar a nuestros hijos en el desarrollo de sus emociones, pero si de dotarles de las experiencias y herramientas para aprender y crecer con ellos. Nunca es tarde para aprender…
Amparo Calandín (CV-11319)
– Licenciada en Psicología por la Universidad de Valencia.
- Máster en Avances en Investigación en Psicopatología y Salud por la Universidad de Valencia.
– Máster en Psicología Clínica por el Centro de Terapia de Conducta.
– Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad de Valencia.
- Especialista en Evaluación Neuropsicológica por el FOCAD.
– Postgrado en psicología forense y pericial por la UNED.
– Certificación Internacional en Neurocoaching por la International Neurocoaching Association
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2 Comentarios
Estupendo post! Que difícil esto de las emociones y la inteligencia.Yo suelo empatizar mucho ,pero no se si eso llega a veces a calmar la desazón de mis hijos,sobretodo del peq con un IQ considerado normal o bueno y que va fatal en clase .Desde Luego que no sabe gestionar sus emiciones (mcsal)
Es que son tan importantes las emociones para todo… no dudes en buscarle ayuda cuanto antes para sacar fuers todo eee potencial que tiene!