Debe de ser una afición adquirida por culpa de su padre, pero a mi hija le encantan las historias de vampiros ¡y solo tiene 9 años! He de reconocer que es una temática que a mí también me gusta y a mucha gente en general. Quizás por esa mezcla de miedo y poder que tienen los vampiros, por todas esas capacidades que tienen de volar, de transformarse, de tener súper fuerza o velocidad casi instantánea… ¡son como “superhéroes malos” o “villanos molones”!
De pequeña a mí las historias de vampiros me daban mucho miedo, o bueno, no hablemos de cuando se estrenó el video de “Thriller” de Michael Jackson, ufff… Tenía yo 6 años en aquellos tiempos y recuerdo estar debajo de la mesa del comedor en un querer y no querer mirar. Y, sin embargo, mis hijos ahora (incluso el pequeño) se ven en bucle la peli de “El pequeño vampiro” de aquella época (ahí, retomando los viejos clásicos, jajaja) y están deseando ir al cine a ver el “remake” que hace poco se estrenó, pero en formato de dibujos.
¿Es que los niños de ahora ya no les tienen miedo ni a los vampiros ni a los monstruos?
Pues depende de la edad que tengan y de si han aprendido antes a gestionar ese miedo o han comprendido la diferencia entre la realidad y la fantasía, y por supuesto, depende mucho del niño en cuestión y de su personalidad. Siempre hay excepciones, como con todo en esto de la crianza de los hijos, y hay niños más fantasiosos que, sin quererlo, se dejan llevar más por esa fantasía, la línea que separa la realidad de la ficción es demasiado fina para ellos y pueden pasarlo bastante mal por la noche con la “película” que ellos mismos se montan en su cabecita (en esos casos os recomiendo este post: “El bote de las ideas”).
Esto me lleva a hablaros sobre la etapa del “pensamiento mágico”, que suele comprender entre los 2 y los 7 años y cuya función es ayudarles a comprender este mundo en el que viven donde todo resulta demasiado complicado y abstracto para sus pequeñas mentes, así que la magia y la fantasía les ayudan a comprender y dar sentido a todo lo que les rodea. Una vez superada esta etapa, deberían de poder diferenciar ya la realidad de la fantasía, es por eso que, a partir de ese momento, hay más probabilidades de que empiecen a cuestionarse grandes misterios como el de si los Reyes Magos o Papá Noel existen de verdad, ya sabéis, esa temida pregunta de: “mamá, ¿los reyes magos son los padres?”
Yo creo que nuestra hija se está haciendo la loca con este tema, no vaya a ser que sabiendo la verdad dejen de venir los Reyes Magos, porque vamos, si sabe que los vampiros no existen, ¡ya me explicaréis qué sentido tiene que aún crea en los Reyes Magos! En fin, es una fase que debemos respetar, aunque yo creo que el hecho de que dejen de creer en los Reyes Magos nos da más pena a nosotros que a ellos, porque es otro escalón que los aleja de su inocencia y los hace crecer casi de golpe ante nuestros ojos, y este mundo, a veces, ya es demasiado feo y aburrido en su realidad cotidiana.
Hay que reconocer que, hoy en día, con la cantidad de series de dibujos que hay con monstruos y en fiestas como Halloween donde ellos ven el lado “divertido” de pasar y dar miedo, se “curten” mucho antes, y en el fondo, yo creo que es bueno. Y lo mejor de todo es que, aunque hayan superado esa etapa, la fantasía no tiene porqué abandonarles, al contrario, hay que enseñarles a ver esa fantasía en las cosas del día a día, proyectándola en actividades creativas donde poder dejar volar la imaginación ya sea en el dibujo, en la escritura o incluso en la lectura. No por hacerse mayores tienen que dejar de leer cuentos o libros de fantasía, sino que se lo digan a la multitud de seguidores de la saga de Harry Potter, de los que no todos son precisamente niños o adolescentes.
Por poneros un ejemplo, mi hija se ha leído del tirón este libro de la saga de “Isadora Moon”, que nos envió Boolino y que realmente es muy chulo, tanto en el formato como en las ilustraciones, todas en tonos negro y rosa, haciendo referencia de forma subliminal a las raíces de Isadora, medio hada, medio vampira, luz y oscuridad… ¿bueno y malo? Uhmmm, todo lo contrario, en realidad el libro defiende el beneficio de su mezcla genética y además defiende que el hecho de ser diferente no te impide tener una vida como una niña cualquiera que se va de excursión, a clase de ballet o que tiene miedo el primer día de cole.
Libros como el de Isadora Moon, el de “El pequeño vampiro” o incluso la exitosa película de dibujos “Hotel Transilvania” abogan por esta puesta en valor de que ser diferente no es algo malo, sino una oportunidad para ver el mundo más allá de la realidad de uno mismo, de complementar nuestras experiencias y de empatizar con los demás.
Y tu, ¿eres hada o eres vampiro?
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2 Comentarios
¡Me encanta! Había muchas cosas que aún no sabía, ¡gracias bonita!
De nada!! Gracias a ti por pasarte y leerlo! Me alegro que te sea útil! Un beso,
Elisa