Las madres no renuncian… a nada. No renunciamos a nada porque, en realidad, no podemos, estamos totalmente atrapadas en el sistema, en este modelo de sociedad a caballo entre la antigüedad y la modernidad, entre el ama de casa y la mujer trabajadora, entre ser madre perfecta o mala madre… y todo ello envenenado continuamente por LA CULPA, que se alimenta de uno y otro lado, creando un demonio interno en cada madre, una insatisfacción que nos aboca al ansia constante de alcanzar esa perfección de la que nos auto-convencemos que existe en las otras madres, sin pararnos a pensar que, seguramente, tengan la misma vida que nosotras.. y en vez de hacer piña, hacemos hoyo, donde destrozarnos las unas a las otras, presas de las envidias, del que dirán, de las mentiras, del “postureo”…
Y todo esto vino ayer a mi mente tras visualizar este video de la campaña #MomsDontQuit – #LasMadresNoRenuncian, donde explican que las mujeres italianas son obligadas a firmar un papel en blanco al ser contratadas y que, en caso de quedarse embarazadas, se utilizará para echarlas de su puesto, evidentemente, estando ellas “de acuerdo” previo consentimiento con su firma en ese papel en blanco. Casi nada.
“No puedo ser tu mamá porque necesito trabajar y una mujer que trabaja no puede ser madre también”
El video prosigue con la imagen de que luego ellas escriben una carta a sus hijos donde les explican que renuncian a ser sus mamás y los niños, llorando rompen esa carta con cara de indignación porque no consienten que sus mamás dejen de serlo para siempre. Es decir, las madres no pueden renunciar a ser mamás.
PERO LO HACEMOS…
Muchas mujeres cada dia renuncian a ser madres a favor de su carrera profesional, aunque lo desean, pero tienen que elegir, porque la maternidad no es compatible con su profesión, aunque sea trabajando en un entorno seguro como lo puede ser una oficina. Y les invade LA CULPA.
Muchas mujeres cada día, renuncian a ser la madre que querrían ser, porque tienen muy claro lo que les gustaría hacer con sus hijos, pero los trabajos, los horarios, las obligaciones les hacen flojear en su ansia de alcanzar la perfección maternal que creen que sólo consiguen las madres que no trabajan. Y les invade LA CULPA.
Muchas mujeres, cada día, renuncian a su faceta profesional para cuidar a sus hijos y llevar una casa y encima sin ningún tipo de remuneración mas que la satisfacción de poder estar en cada instante o necesidad de su familia, que no es poco, pero su parte individual, su parte de realización profesional queda relegada a un segundo plano y además tienen que aguantar la manida frase de “ya podrás, como tú no trabajas…” Y les invade LA CULPA.
Sin duda, #NoEstáPagao by LaQuiles
Ayer compartí la visualización de este vídeo y estas conclusiones con mi hija de 9 años y como ejemplos prácticos le conté como me sentí el martes pasado cuando tuve que renunciar a ir a decirle adiós a su hermano cuando se iba en autobús de excursión con la escuela y mi sentimiento de culpa por no poder estar al otro lado del cristal agitando mi mano, y que sólo pensaba y me mortificaba a mí misma con la imagen en mi cabeza de que mi hijo estaría triste, con su carita pegada al cristal buscando a su mamá… y que ahí desee no tener que trabajar para no perderme esos momentos, pero no puedo renunciar, he de trabajar para poder pagar las facturas.
O como ayer tuve que hacer filigranas para poder llevarla al médico cuando se puso malita, y poner en marcha un mecanismo de idas y venidas, de avisos al colegio, al jefe, a la abuela, al profe… y no poder quedarme con ella y cuidarla yo misma, todo el día. Podría, si, pidiendo el día de vacaciones… y alimentando las opiniones de aquellos que piensan que las madres nos escaqueamos del trabajo demasiado, que salimos antes para ir a casa a “echarnos la siesta”, cuando en realidad renunciamos a parte de nuestro horario y a una parte de nuestro ya menguado salario para, encima, demostrar que podemos hacer lo mismo que cualquier otro compañero/a en menos tiempo, con la lengua fuera, apagando fuegos, pero lo hacemos… lo hacemos todo, menos estar donde queremos, y nos quedamos atrapadas entre esas dos realidades incompatibles: el trabajo y la maternidad. Porque no, no es país para madres.
Cuantas veces he tenido esta sensación de culpa, cuantas… #NoEstáPagao by LaQuiles
Pero no es culpa nuestra, aunque a quien le interese esta situación, clame que nosotras decidimos salir a trabajar, NOSOTRAS, QUE LO QUISIMOS TODO.
Y tras estos ejemplos, mi hija, aparte de quedarse asombrada ante semejante injusticia, me preguntó “Mamá, ¿y a mí me pasará lo mismo cuando sea madre?” Mi respuesta fue que, mientras la sociedad no cambie, mientras todo siga igual, si, le pasará lo mismo. Pero, en la medida de mis posibilidades, yo estaré a su lado para ayudarla, porque nadie, absolutamente nadie, nos ayudará más que nosotras mismas.
No renunciemos… ¡LUCHEMOS!
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5 Comentarios
madres y padres atrapados….me identifico totalmente….
Me ha encantado tu post. Siento que me estoy perdiendo parte de le vida de mi hijo y siento que no doy el 100% en el trabajo. No llego a todo y de fondo está la culpa y me mata.
En fin, seguiremos luchando!
No nos queda otra, ya sabes que no podemos renunciar… a nada!
“en vez de hacer piña, hacemos hoyo”
Voy a llorar… pero luego a seguir luchando para cambiar las cosas y a esforzarnos por mantener el hilo que nos une y que sí hace piña.
Un abrazaco, mami piñera.
Pedazo de frase, eh? Asi vamos… pero no queda otra que seguir peleando!