- Es mucho mejor que los cuentos sean contados y no leídos. Los cuentos contados tienen una riqueza más añadida que es la cualidad humana que aporta el que los cuenta, y que es única.
- Es importante no dramatizar en exceso. Aunque nos parezca en inicio que captamos más la atención del niño, en realidad el niño genera internamente una emoción que le envuelve más que la propia historia del cuento, además de transmitirle connotaciones negativas o positivas de índole moral que el niño debería valorar por sí solo.
- También es importante que repitamos el mismo cuento varios días seguidos, así damos tiempo al niño a entrar en profundidad en ese significado del cuento.
- No es recomendable que nosotros mismos demos al niño explicaciones de lo que hemos entendido que el cuento intenta transmitir, dificultamos el proceso de interiorización y comprensión individual y propio niño del niño.
- Si leemos un cuento, por ejemplo, antes de dormir, que sea sólo uno. De esta manera, el niño se va a dormir con esa imagen creada en su interior.
- Debemos buscar los cuentos originales. Actualmente tendemos a suavizar y desvirtuar las imágenes de esos cuentos porque nos parecen “grotescas” para nuestros niños. Ocurre, por ejemplo, con Caperucita Roja y la abuela, comidas por el lobo: esto no significa más que cuando te despistas, te confundes de camino, tu sabiduría (representada por la abuela) y tu pureza, inocencia (representadas por Caperucita) pueden ser ‘devoradas’ por tu parte más negativa. El niño necesita oírlo: si no dramatizamos, no lo vive con miedo.
- En caso de cuentos ilustrados, es interesante que busquemos imágenes suaves, sencillas, que tengan que ver con las imágenes que tenemos en la vida real. Este tipo de ilustraciones se pueden encontrar, por ejemplo, en las editoriales ING Ediciones y Rudolf Steiner. Los cuentos ilustrados se recomiendan especialmente hasta los 3 años.
- También es muy interesante crear un ambiente acogedor y de confianza, amoroso y tranquilo donde el niño se prepare anímicamente para algo tan especial como lo que va a recibir con el cuento y se entregue por completo a este momento.
- Hasta los 9 años, el cuento ha de tener un final feliz, para contribuir a esa confianza necesaria para tener ilusión y apasionarse por los retos de la vida.
- Disfrutad también vosotros de ese momento y dejaros llevar por la emoción de lo que estais contando, sentíos también niños y adentraros un ratito en la magia de vuestra propia imaginación mientras les narrais el cuento.
Raquel Rodríguez es fundadora y directora de la Escuela Libre Allegra. Maestra de Infantil y Maestra en el Máster en formación Waldorf en la Universidad de La Salle. Durante 14 años ha ejercido como profesora de infantil en la Escuela Waldorf de Aravaca, y desde hace 7 años, es una de las responsables de la Escuela de Padres de dicho centro. Colabora como docente habitual en los cursos de formación Waldorf y antroposofía impartidos por el Centro Antroposófico Ansar de Málaga.(Foto de una clase en la Escuela libre Allegra)
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5 Comentarios
Muy interesante! Pero donde estan los cuentos de mi infancia.A mi me encantaban
Bueno, seguramente muchos fueran de los Hermanos Grimm y como ves de primeras son los que mas se recomiendan por su enseñanza de valores y situaciones cotidianas de la vida. El resto son recomendados por las diferentes inquietudes que pueden abordar al niño y que nos pueden servir de herramienta para gestionarlas.
lo intentaremos estas vacaciones!!!!
D
Me apunto los nombres de los libros, aunque a mi hija le gusta leer sola antes de irse a dormir, es una nueva opción de pasar más tiempo con ella. Ana Roberto.
Me ha gustado mucho tu explicación y el dejar de suavizar o quitar las cosas que a los ojos de los adultos nos parecen "fuertes" para la mente de un niño como ser devorado por un lobo, abandonados por los padres o que un ciervo se quede sin su mamá, son problemas difíciles de afrontar, pero siempre con un feliz desenlace, por eso quieren repetir una y otra vez, saludos!