Se acaban las clases y llega el verano… oficialmente si, tanto para el planeta Tierra como para nuestros hijos, pero no para nosotros.
El problema de todo esto es que en la práctica nada es tan práctico, valga la redundancia. Tenemos que seguir trabajando para pagar la escuela de verano, el comedor de la escuela de verano, la extraescolar que sigue a la escuela de verano, etc… tenemos que seguir trabajando para no estar con nuestros hijos, ¡esa es la cuestión!
Toca disfrutarlos… pero ¿quien disfruta de ellos si cuando llegamos a casa estamos tan reventados que solo queremos desconectar de todo y resetear la mente? No, nuestros hijos no se merecen unos padres y madres así, y nosotros lo sabemos, y luchamos cada día por quemar el ultimo cartucho (a veces nos pasamos de mecha también y acabamos peor) e intentar estar felices y contentos para ellos, sacar esa sonrisa y esa calma que tanto pega con sus vidas y cargar nuestras conciencias con la responsabilidad de que ésta va a ser la infancia que van a recordar el resto de sus vidas… y la autoculpa crece, y el nivel de autoexigencia crece y la frustración también crece.
4 Comentarios
eso me pasa a mi cada dia…..aveces consigo pasarlo bien y aveces no….pero se intenta….
D
Pues eso, se intenta y la mayoría de veces lo conseguimos!
Pues yo éste año es la meta que me he puesto, cuando coja mis merecidas vacaciones, voy a disfrutar de mi hija al máximo, me da igual en la playa, en el campo, en el chalet de los amigos, en medio de la calle, me da igual yo necesito ser feliz, ella necesita verme feliz, mi marido necesita vernos a todos felices, por lo tanto a por ello y con todas las fuerzas del mundo. Un besazo amiga. Ana Roberto.
Di que si Ana, a por ello!