Esta mañana mi hija de 8 años me decía en el coche que si ella fuera la capitana de un barco de refugiados no les cobraría dinero a esas personas que lo están pasando tan mal para llegar a un nuevo país…
Después de quedarme helada por su razonamiento y sentimiento de solidaridad con los más desfavorecidos, aproveché para recordarle la suerte que ella tiene de poder vivir en un país sin guerra, tener su casa, su papá y su mamá, su hermano, tener juguetes, poder ir al cole…
Pues sí, poder ir al cole es una suerte y un privilegio que muchos niños del mundo no se pueden permitir, ni les dejan, ni tienen opción… Paradójicamente hoy, revisando mis redes sociales, me topo con este artículo publicado en El País con el título “Enhorabuena hija por tu nota. Perdón por tu infancia perdida”, donde, en resumen, una madre le pide perdón a su hija después de aprobar el selectivo por haberla hecho perder tardes de parque, de comer bocatas de chorizo en una acera, de jugar con otros niños, de tener vida familiar, montar en bici, trabajar habilidades sociales, aprender a ser independientes, etc…
Entiendo perfectamente el motivo y la razón de escribir una carta así, pero no la comparto.
Soy una madre que trabaja fuera y que intenta llegar a todo como bien puede. Cometo miles de errores al día, pero me esfuerzo para que mis hijos tengan la infancia que se merecen vivir, no como la mía, la suya. Y eso no depende de ir al cole o no.
El problema de todas nuestras autoculpas respecto a la infancia de nuestros hijos no es otro que intentar compararla con la nuestra. Es inútil, no lo hagáis, porque entonces nunca nada será suficiente y siempre estaréis frustrados. Es inútil comparar una infancia donde el tiempo, las costumbres e incluso los peligros eran totalmente diferentes a los de ahora. ¿Y sabéis lo mejor de todo? Ellos no conocen esa otra infancia, no tienen donde comparar, por eso la suya, la que les pertenece por generación, es la buena… tan buena como tú le ayudes a hacerla.
No se trata de hacer malabares y mil manualidades o leer cuentos cada noche, estar siempre felices y contentos (porque no sería real), no gritar ni ante el más mínimo desastre… mejor leed menos libros de pedagogía (a no ser que se necesiten para algún caso puntual), menos artículos y menos post (y aquí pierdo yo) y dedicad vuestro tiempo a estar, a ser padre o madre, con vuestros defectos y virtudes, pero estad… A veces, cuanto menos dirigimos su tiempo libre, sus juegos, sus obligaciones, más independientes y autónomos se hacen, porque ellos aprenden a tomar sus propias decisiones. Estamos obcecados en estar siempre encima de ellos, como si fueran seres desvalidos y sin rumbo, pero precisamente eso no les va a beneficiar. Tampoco se trata de pasar olímpicamente de ellos, mas bien de estar atentos y ayudarles a solucionar sus problemas cuando realmente no puedan hacerlo por sí mismos.
Ir al cole es una estupenda fuente de conocimientos, juegos con amigos, autonomía (allí ellos deciden como ser y estar), relacionarse con otros adultos y niños reforzando y mejorando las habilidades sociales, el respeto y la educación, comerse un bocata de chorizo… si, allí también se puede, seguramente en un bordillo del patio. Y los deberes… pues sí, quizás no deberían de traer tantos a casa, pero si no les atosigamos a extraescolares y nos organizamos bien en casa, hay tiempo para bajar al parque, jugar con otros niños, mejorar las habilidades sociales, comerse otro bocata de chorizo, si quiere, claro…
Sinceramente, estoy cansada de que no paren de salir a la luz libros, artículos y demás historias que me hacen sentir culpable y “malamadre”. Los padres y madres de hoy en día hacemos lo que podemos e intentamos hacerlo bien, y la cuestión es que en realidad ellos ni se quejan porque, como os digo, no tienen otra cosa con la que comparar, ¡son felices de hecho! Mis hijos son felices porque tienen amor del bueno, y limites, y regañinas, y castigos, y sus premios, y su cole, y sus amigos… y si, alguna vez me pueden reprochar que no hago esto o aquello, pero intento complacerles cuando puedo, explicándoles los motivos de porqué ahora mismo no puede ser, pero lo intento… Creo que lo importante es, simplemente, ser conscientes de sus necesidades, hablar mucho con ellos e intentar enseñarles el sentido de las cosas de la vida, de priorizar las tareas, de empatizar con los demás para que no sean tan exigentes y sobre todo de estimular su propia imaginación y creatividad.
No le echemos la culpa a la educación, que bastante tiene ya con su propio desastre cada vez que un gobierno sube al poder. Los niños la necesitan para entender el mundo, desarrollarse, relacionarse con otros grupos… perdonadme si solo le veo ventajas, quizás es que tengo un grato recuerdo de mi etapa educativa, yo he disfrutado aprendiendo y cada día más. Mi madre siempre me decía “una educación es la mejor herencia que te puedo legar…”, y siempre he creído que era cierto, porque la educación nos hace ser libres y capaces para quizás, algún día, cambiar esta sociedad que tanto nos constriñe.
Simplifica, cree mas en tí como padre o madre, utiliza siempre el sentido común, y mírales a los ojos, ahí tendrás siempre la respuesta de si lo estás haciendo bien o mal, de si estás dejando el legado de una infancia que siempre recordará… la suya, ya sabes.
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10 Comentarios
Estoy muy de acuerdo en que hay tiempo para todo. Parece que antes no se estudiaba o algo, no sé. Habrá que ser selectivos con las extraescolares para no sobrecargar a las criaturas. Además, la vida también tiene su parte de esfuerzo.
Eso mismo creo yo… es una cuestión de organización mas que otra cosa.
vivir es un gran reto y se hace lo mejor que se puede,tanto los niños como los adultos y perder el tiempo en recriminarnos por cosas pasadas solo nos lo quita de vivir las presentes…
D
Justamente… gracias por resumirlo tan bien!
Yo pienso que con vivir las experiencias que tienen cada día en su propio pequeño mundo ya les hace valientes, empáticos, fuertes y se va forjando su propia personalidad sobre la cual luego se forjara poco a poco la forma de estudio y de formación que ellos vayan eligiendo siempre de nuestra mano claro esta. Un saludo. Ana Roberto.
Asi es Ana, la vida misma es un continuo aprendizaje.
Estoy totalmente de acuerdo con tu forma de pensar, la gente se ralla mucho y se les va la pinza bastante. Seamos más realistas y dejemos de vivir en los mundos del yupi.
Bueno, todo son formas de expresión, pero lamentablemente es lo que hay y hay que adaptarse.
Equivocarse también es una lección de humanismo y una muestra de cómo actuar ante la falta para que nuestros hijos no se frusten cuando se equivocan.
Somos madres pero eso no quiere decir ser perfectas, hacemos cosas bien, otras cosas las hacemos mal. Podemos meter la pata, podemos fallar pero somos madres y tratamos de hacer todo de la mejor manera posible.
Básicamente eso es todo… y es mucho! No hay trabajo con mas automotivación que ser padre o madre… todas las mañanas nos levantamos con el ánimo de hacerlo muchísimo mejor que ayer. Luego el dia a dia es quien nos permite superarnos, pero eso no quiere decir que no nos esforcemos a cada segundo.