La mayoría de vosotros ya conocéis la historia de nuestra “pequeña estrella” desde mi punto de vista, como madre, lo que pasé, lo que sufrí y como lo superé con mucha fuerza de voluntad y el apoyo inquebrantable de mi marido… Precisamente hoy, con el post número 100 de Planeta Mamy, va a ser él quien os cuente como vivió aquellos días… ese trocito de nuestra historia.
“Lo primero que recuerdo es el día en que tomé la decisión de que era más importante mi familia que el trabajo que tenía en aquel momento. A Elisa la ingresaban prácticamente cada dos días y yo tenía que estar a su lado. Recuerdo las noches de sacar a nuestra hija de la cama, dormida, sin saber lo que estaba sucediendo y tener que dejarla con su abuela porque su madre y yo nos íbamos a urgencias del hospital.
Recuerdo mi rutina de aquellos días… me levantaba, llevaba a mi hija al colegio, y después me iba a pasar el dia con mi mujer al hospital, hasta que se hacía la hora de recoger a mi hija, me iba a por ella y volvíamos al hospital para que pudiera ver a su mamá… Luego, anestesiado ya por la costumbre, nos íbamos a casa a dormir, mi pequeña y yo. Asi lo decidimos para alterar lo menos posible la rutina de nuestra hija.
Recuerdo cifras… datos… indices de morbilidad…
Recuerdo como esperábamos juntos, con una fe ciega, escuchar buenas noticias cuando llegaba el médico a la habitación… jamás olvidaré las tres condiciones inamovibles que existían para que, en cualquier momento, decidieran terminar con la vida de mi hijo: en caso de infección, en caso de malformaciones, o en caso de que el niño dejara de desarrollarse al ritmo adecuado… y por supuesto, siempre podíamos decidir abortar.
Recuerdo como cada día que pasaba nuestro hijo dentro de mi mujer era una victoria frente a las estadísticas.
Recuerdo que frente a los malos augurios de los médicos nosotros nunca flaqueamos en nuestra esperanza y convicción… ¿y si éramos ese caso especial que rompe las estadísticas? Porque no había infección, no había malformación y nuestro hijo seguía creciendo como tocaba…
Recuerdo que nos habían mandado a casa cuando ella empezó a tener contracciones, recuerdo como volamos hasta el hospital, recuerdo su cara de dolor, de desesperación, de miedo…
Mi hijo nació un 23 de abril a media tarde, por cesárea de urgencia, tras casi 8 meses de gestación, con un peso de 1,800gr… pero ingresó directo en la UCI neonatal.
Recuerdo como los médicos nos habían dicho que habían logrado salvar a niños que al nacer tan solo pesaban 600gr.
Recuerdo a mi mujer en la habitacion del hospital contraida de dolor, con la mirada perdida, sin noticias.
Recuerdo cuando bajé a la UCI a ver a mi hijo por primera vez. Bajé yo, puesto que ella aun no podía moverse por la cesárea, bajé yo… solo.
Recuerdo como contuve la respiración al verle, aquella cosita pequeña del que salían decenas de cables, tubos y vías, lo recuerdo dentro de la incubadora de metracrilato transparente, recuerdo el estruendo del aparato que le permitía respirar, porque me pareció el de un generador de esos que tantas veces hemos escuchado en los puestecitos de feria, pero multiplicado por diez… recuerdo los pitidos del monitor que controlaba sus latidos…
Recuerdo como se me encogió el corazón al pensar como le iba a explicar a mi mujer lo que había visto.
Recuerdo la cara de mi hijo, sus leves movimientos provocados por el respirador.
Recuerdo como la llama de la esperanza que tanto tiempo nos había mantenido, titilaba como barrida por una fuerte corriente de aire, amenazando con apagarse.
Recuerdo como una de las incontables veces que bajé, una de las médicas me dijo que ya le habían suministrado a mi hijo todo aquello que podían, que estaba conectado a todos los aparatos y máquinas posibles… recuerdo como me dijo que mi hijo no iba a sobrevivir, que su llama se estaba apagando, que tenía que hacer que mi mujer bajara conmigo a verlo, a ver el final, la conclusión, el círculo cerrado…
Y bajamos.
Recuerdo que estuvimos parados frente al monitor cardíaco como unos 20 minutos, viendo como poco a poco sus latidos iban disminuyendo y como cada vez que se mantenían durante unos segundos mirábamos a nuestro hijo, esperando un milagro, esperando que nuestro pequeño guerrero venciera a las malditas estadísticas.
Recuerdo como en un momento dado, cuando sus latidos ya eran muy débiles, silenciaron el monitor cardíaco, desconectaron el respirador y entonces cayó sobre nosotros la pesada losa del silencio…
“el silencio es el ruido mas fuerte que existe”
(Lao-Tsé)
Recuerdo como en ese momento, cuando el contador llegó a cero, nos miramos, con las manos entrelazadas, con las lágrimas que rodaban por nuestras mejillas y nos nublaban la vista.
Recuerdo como en ese momento nos dejaron despedirnos de él, tocarlo por primera vez, aquella piel tan fina, tersa y suave…
Mi segundo hijo, Érik, brilló durante 24 horas, nuestro pequeño guerrero que desafió a la muerte, que luchó y que se ganó su estrella en el cielo…
Para ti, mi niño…“
David
Dedicado a todos los padres y madres que un día soñaron con romper las estadísticas, burlar al destino y creer en los milagros… porque, gracias a esa fuerza, cada día tenemos “pequeños guerreros” que ganan la batalla y preciosas estrellas que iluminan nuestro cielo y nuestro corazón, ése que hicieron mas grande, mas noble, mas capaz…
Para ti, mi pequeña estrella…
Elisa
No te pierdas nada!! Suscríbete a la newsletter!!
21 Comentarios
No tenía ni idea amiga. Un abrazo enorme a todos.
Lo se, no es algo que vaya contando alegremente, me lo reservo para cuando surge la conversación o la confianza… pero esta vez era David quien me dijo que le apetecía contarlo y entonces encontré mi post número 100… gracias Clara pos pasarte por aqui 🙂
Me he emocionado muxo el post a la vez de precioso es impactante y verlo desde los sentimientos de David es diferente xq el lo vivió de diferente manera… Pero lo mas importante es el guerrero echo estrella que brilla cada día y os acompaña. Mil besos y felicidades por el post 100
Gracias Leonor por tus palabras… asi es, él estuvo mucho mas con él, con los médicos, en aquella sala llena de "pequeños guerreros" y yo solo vi el desenlace de una lucha con muchos costes físicos y emocionales, pero luché y sé que nada ni nadie podrá quitarme esa tranquilidad…
te quiero….
D
Yo también te quiero… siempre.
No hay palabras para describir éste post, mis lágrimas han inundado mis ojos y han caído por mis mejillas nada más empezar a leer, sois dignos de llamaros VALIENTES. Se os quiere. Ana Roberto.
Gracias amiga… solo hicimos lo que cualquier padre o madre haría por su hijo.
Esa estrella que brilla tanto es la que protege a toda la familia,en especial a la Tuya,eres un gran guerrero y un gran PADRE!!! TKM.
Ya lo creo que nos protege… cada dia. Y tu también lo hiciste cada dia, acompañandome en aquella habitación, distrayéndome con una charla o una revista, obligándome a comer, consolandome… en fin, gracias, como tantas veces te he dicho ya… yo también te quiero.
Al leer no he podido evitar emocionarme, es muy duro y además indirectamente lo viví con vosotros. Pero yo siempre pienso que las cosas suceden por algún motivo, y el motivo es que tenía que nacer vuestro 3er hijo, al cual adoro como si fuera mío.
Hay un consejo de Isabel Allende que quiero compartir. "Todo pasa", lo bueno y lo malo. Cuando es malo, recuerda que pasará y luego será historia, cuando sea bueno, dísfrútalo a muerte, porque también pasará. La felicidad, el dolor, todo pasa, y todo nos ayuda a construirnos como personas, evolucionar, aprender, elegir… Es la escuela de la vida, como decía mi sabio Papá. Un besazo a los dos, se os quiere.
Yo no lo habría dicho mejor y sabes que comparto esa manera de ver la vida, cada dia mas… gracias hermana.
Este relato me impactó mucho cuando lo escuché en directo.
Un abrazo familia. Sois grandes!!
Que casualidad que justo este domingo os lo contamos a vosotros, mira por donde al final se ha quedado plasmado en el blog, como ya te dijimos que un día haríamos… es impactante, desde luego, y por desgracia mas común de lo que la gente piensa. Gracias por estar ahi y escucharnos… se os quiere.
Elisa… qué decirte… ya lo sabes. Un beso enorme! tengo el corazón encogido y lleno de muchos recuerdos y sentimientos. Hoy justo Martín cumple 18 meses y estoy sensiblona (más de lo habitual).
Nuestras estrellas y nuestros niños arcoíris que nos recuerdan a sus hermanos cada día (como dice Marta, yo también pienso que tuvieron un paso fugaz por este mundo para llenarnos un poquito más de amor el corazón y abrirles paso a sus hermanos pequeños).
Un besazo para todos vosotros familia!
Lo sé, sé que como tu y todas las madres que hemos pasado por esto, nadie puede comprenderme mejor… asi es, vinieron y pasaron por nuestras vidas fugazmente pero nos dieron la mayor lección de todas, creer… creer en nosotros, en nuestros sueños y anhelos, y crecer, como nada podría hacernos crecer en esta vida… Un abrazo enorme, sobre todo a esa preciosidad de niño que tienes… gracias por pasarte por aqui!
Gracias David, por compartir. Se me hace difícil imaginar vuestro dolor y la fuerza que debiste encontrar para apoyar a Elisa además de llevar tu propio dolor. Un fuerte abrazo, vuestro amigo David de Wikiduca
Valientes palabras, tan nobles y exactas!!! Gracias x compartir tu batalla, esa batalla q t dio un angelito de la guarda q estara siempre contigo para q nunca t sientas solo. Mis respetos luchador!! Un abrazo y todas mis fuerzas estan con tigo!!!!
Gracias por tus palabras! Que pena que no hayas puesto tu nombre. ..
Hola
Me he emocionado al leerlo. Parece el mismo caso de mi experiencia el 14 de enero. Cada vez que lo recuerdo me entra una angustia insoportable…
Un fuerte abrazo.
Jose
Hola Jose… lamento muchisimo tu pérdida. Aunque parezca una frase hecha, te aseguro que el paso del tiempo ayuda a aprender a vivir con ello. Es cuestion de ir superando etapas, con paciencia, sin que nadie te agobie, es como reordenar el puzzle de tu vida de nuevo, aunque sabes que siempre te faltará una pieza, siempre existirá ese vacío… el cual iras rellenando de momentos futuros que amortiguran el dolor poco a poco. un abrazo muy grande, y para lo que necesites aqui me tienes… Elisa